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Contaminación y COVID-19 durante el embarazo: ¿los nuevos detonantes del autismo?

Ericka Segura | Plano Informativo | 12/06/2025 | 15:22

San Luis Potosí, SLP.- El autismo, un trastorno neurológico que ha acompañado al ser humano desde sus orígenes, ha mostrado un preocupante aumento en su frecuencia durante las últimas décadas. Especialistas advierten que tanto factores ambientales como las consecuencias del COVID-19 podrían estar detrás de este alarmante incremento.
 
De acuerdo con el Dr. Juan Francisco Sierra, epidemiólogo e investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), hasta hace unos años el autismo afectaba a uno de cada 1,500 o incluso 3,000 niños. Hoy, las cifras revelan un panorama mucho más inquietante, uno de cada 65 menores presenta síntomas del trastorno del espectro autista (TEA).
 
“La herencia tiene un papel muy importante, eso es definitivo. Pero hay que volver a ver el entorno. Factores ambientales como la exposición a medicamentos durante el embarazo, ciertos virus, y metales pesados como el plomo, el mercurio y el arsénico están en la mira”, señala el Dr. Sierra.
 
Estos contaminantes, presentes en cuerpos de agua como ríos y fuentes subterráneas, podrían estar interfiriendo en el desarrollo neurológico de los bebés desde la gestación. “Tenemos evidencia de que estas sustancias están en el ambiente y que llegan al organismo materno, afectando el desarrollo fetal”, advierte.
 
A esto se suma una nueva línea de investigación que ha comenzado recientemente en la UASLP, el posible impacto del virus SARS-CoV-2 (causante del COVID-19) durante el embarazo. Aunque los resultados aún son preliminares, el Dr. Sierra explica que “es necesario investigar si las infecciones por COVID-19 en mujeres embarazadas están relacionadas con este aumento significativo en los casos de autismo”.
 
Más allá de las causas, el especialista destaca la importancia de la detección temprana, especialmente durante los primeros dos años de vida. “Se puede lograr una mejora significativa con intervención oportuna. El retraso en el lenguaje, evitar el contacto visual, no jugar con los juguetes como fueron diseñados o el rechazo al contacto físico son señales de alerta que los padres deben conocer”, recalca.
 
El también investigador recuerda que actualmente la comunidad médica prefiere referirse al trastorno del espectro autista (TEA), ya que el término “autista” ha quedado atrás para dar paso a una visión más amplia y diversa del padecimiento.
 
Frente al aumento de casos, el mensaje es claro, prevenir la exposición a contaminantes, dar seguimiento médico riguroso durante el embarazo y estar atentos a las primeras señales en los infantes. El Dr. Sierra hace un llamado a la sociedad y al sistema de salud, “El autismo no es nuevo, pero su incremento sí lo es, y debemos actuar desde todos los frentes”.