El Presidente Trump elogió el miércoles el resultado de las últimas negociaciones comerciales con China como una gran victoria, pero lo mejor que podemos decir es que se trata de una tregua que favorece a China y esto nos lleva al problema más importante de la estrategia arancelaria de Trump: no la tiene, aseveró The Wall Street Journal.
En un artículo de opinión, el consejo editorial del diario dijo que la última marcha atrás (de Trump) demuestra que no puede intimidar a China como intentó hacerlo en su primer mandato. China tiene influencia propia.
El diario señaló que los fabricantes estadounidenses sin duda acogerán con satisfacción la prórroga para los minerales de tierras raras, pero China mantiene la posición al imponer un límite de seis meses a las licencias de exportación. Esto significa que, si las tensiones comerciales vuelven a estallar, Xi Jinping puede recurrir a la misma amenaza.
China utilizó su dominio en el sector de los minerales de tierras raras como arma en un conflicto con Japón en 2010 relacionado con las Islas Senkaku, pero Estados Unidos y sus aliados tardaron en desarrollar alternativas. ¿Entenderán ahora el mensaje?
Desarrollar un suministro alternativo llevará años y requerirá la cooperación de sus aliados, ya que Estados Unidos no puede producir ni procesar todas las tierras raras que necesita. Japón ha propuesto una alianza para las tierras raras como parte de las negociaciones arancelarias, y sería prudente que la Administración ampliara dicha colaboración con otros aliados.
El Journal indicó que una estrategia comercial más inteligente sería trabajar con sus aliados como un frente unido para contrarrestar las prácticas comerciales depredadoras de China. En cambio, Trump ha utilizado los aranceles como arma económica contra aliados y enemigos. Esto aumenta la influencia de China y, al igual que la tregua comercial de esta semana, no es motivo de alegría.
Las guerras comerciales son mutuamente destructivas, aunque los controles de exportación de Trump perjudicaron tanto a las empresas estadounidenses como a las chinas, señaló.
