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NASA capta tres agujeros negros que devoran estrellas masivas

Excélsior | 10/06/2025 | 21:33

Un equipo internacional de investigadores ha logrado identificar tres ejemplares de agujeros negros supermasivos en el acto de devorar estrellas masivas, según revela un estudio publicado el pasado ste miércoles 04 de junio de 2025 en la revista Science Advances.
 
El hallazgo marca un importante avance en la observación de estos fenómenos cósmicos, considerados de los más energéticos del universo desde la masiva explosión que dio origen al universo, conocida como Big Bang.
 
Los agujeros negros, por su propia naturaleza, son invisibles para nosotros, pues no emiten luz ni radiación que pueda ser detectada directamente.
 
Sin embargo, pueden delatar su presencia cuando interactúan con otros objetos celestes, como las estrellas.
 
Cuando una estrella se acerca lo suficiente, la descomunal fuerza gravitacional del agujero negro comienza a absorber su materia, generando un destello de energía que lo revela.
 
Energía mayor que 100 supernovas en la explosión detectada
Los eventos analizados, denominados por los astrónomos como "transitorios nucleares extremos", fueron observados mientras los agujeros negros destruían estrellas de entre tres y diez veces la masa de nuestro Sol.
 
Durante el proceso, se liberó más energía que la equivalente a cien supernovas ( que es la explosión de una estrella masiva al final de su vida, generando un brillo intenso y la expulsión de grandes cantidades de material a la vez que destruye la estrella), que produjo un brillo visible durante varios meses.
 
Este fenómeno iluminó agujeros negros que de otro modo habrían permanecido inactivos y ocultos.
 
Según un comunicado de la NASA, este tipo de explosiones cósmicas son las más energéticas detectadas hasta ahora desde el origen del universo.
 
“Lo que me parece tan emocionante de este trabajo es que estamos superando los límites de lo que consideramos los entornos más energéticos del universo”, señaló Anna Payne, científica del Instituto Científico del Telescopio Espacial de Baltimore y coautora del estudio.
 
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Una “huella dactilar” de luz galáctica
La identificación de estos fenómenos no fue sencilla, pues fue necesario analizar cómo la luz de rayos X, ultravioleta y óptica se iluminaba y atenuaba con el tiempo, generando una especie de “huella dactilar” característica de los agujeros negros al consumir una estrella.
 
Esta firma energética fue esencial para confirmar la naturaleza de los eventos.
 
Uno de los casos, apodado “Barbie” (por su designación ZTF20abrbeie), fue detectado en 2020 por la Instalación Transitoria Zwicky (ZTF) en California.
 
Los otros dos fueron descubiertos en 2016 y 2018 por la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA).
 
Posteriores observaciones del Observatorio Swift de la NASA y la sonda WISE (reactivada como NEOWISE) ayudaron a confirmar la conexión con agujeros negros, así como a estudiar el polvo interestelar en las regiones cercanas.
 
Jason Hinkle, estudiante graduado de la Universidad de Hawái y autor principal del estudio, explicó que estos eventos abren una valiosa ventana de observación.
 
“Estos eventos nos permiten detectar agujeros negros que de otro modo serían invisibles”, dijo.
 
Además, destacó que la luz emitida tarda más de 100 días en alcanzar su máxima intensidad, lo que ofrece una oportunidad única para monitorear su evolución en tiempo real.
 
Hinkle, que continuará su investigación como becario Hubble, subrayó la importancia de estos fenómenos para comprender el impacto de los agujeros negros en sus galaxias anfitrionas.
 
La intensa radiación emitida podría influir en el entorno galáctico y afectar procesos como la formación de nuevas estrellas.
 
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Un modelo para futuras búsquedas espaciales
La mayoría de los agujeros negros supermasivos no están activamente alimentándose de gas o polvo; se estima que solo el 10% lo hace de forma constante.
 
Sin embargo, eventos como los transitorios nucleares extremos proporcionan una vía alternativa para detectarlos, incluso en el universo primitivo.
 
La luz ultravioleta que generan puede desplazarse al infrarrojo por la expansión del universo, lo que los hace visibles para telescopios como el James Webb o el futuro Telescopio Espacial Nancy Grace Roman.
 
Este último, previsto para lanzarse entre 2026 y 2027, podría detectar eventos similares ocurridos hace más de 12 mil millones de años, ayudando a los científicos a reconstruir la historia temprana de galaxias y agujeros negros.
 
“Estos tres eventos pueden servir como modelo para identificar muchos más en el futuro”, concluyó Anna Payne, quien enfatizó el potencial de estos hallazgos para revolucionar nuestra comprensión del universo más oscuro y remoto.