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Las finanzas personales también 'sufren' dismorfia

Milenio | 01/06/2025 | 14:38

Faltan un par de días para el siguiente pago en el trabajo. Y aunque estás corto de dinero, el antojo de un café es superior a tu fuerza de voluntad y, hasta eso, aún tienes lo suficiente para ese gusto culposo. Así que te diriges a tu cafetería favorita y pides tu bebida favorita, pero las cosas no cuadran cuando abres tu aplicación bancaria.

De repente, la felicidad se desvanece y tu mente sólo puede pensar: “¡Creí que tenía más dinero!”.

Algunas personas lo refieren como “dismorfia financiera”, otras más como “dismorfia monetaria”. Se trata de un fenómeno en el que la percepción financiera es distinta a lo que realmente es: pensar que poseemos más dinero de lo que realmente tenemos o viceversa.

Esta distorsión no discrimina. Puede presentarse en personas que no tienen el hábito del ahorro, así como en las extremadamente ahorradoras. Aunque en estas últimas la distorsión se presenta a largo plazo.

Las víctimas de la ‘realidad alterada’

Algunos artículos destacan que este fenómeno se ha presentado con más fuerza en la generación Z, Alpha y hasta la última parte de los Millennials. Sin embargo, el profesor Carlos Alberto Bautista Pérez destacó que las personas de 40 años, o mayores, se han convertido paulatinamente en víctimas de ello.

Con el paso de los años y la inflación, el peso mexicano ha perdido su poder adquisitivo.

Sin embargo, quienes desconocen de temas financieros no suelen comprender las afectaciones de estos tecnicismos hasta que perjudican su vida diaria.

Por ejemplo, cuando se dan cuenta que los cinco pesos con los que compraban unas papas y un jugo en los años 90, hoy en día no alcanzan ni para completar la mitad del precio de uno de los dos productos.

En teoría, el efecto de la inflación podría contrarrestarse con un aumento de salario anual. El problema, puntualizó Bautista, es que una gran parte de las y los trabajadores perciben el mismo por varios años. De ahí que:

“Cada año en realidad va a estar ganando menos y eso le afecta en su calidad de vida porque no le va a alcanzar para poder tener un buen nivel de vida”.

No obstante, este efecto también es consecuencia de una falta de control de las finanzas personales. Específicamente, relacionada con los gastos hormiga: aquellas compras improvisadas y que aparentan ser inofensivas.