Hay cosas, querido lector, que no se entienden en la primera lectura. Hay obras de arte que uno debe, porque es un deber, observar a distancia, luego muy de cerca y tal vez incluso de un ángulo que parezca poco interesante a simple vista. Pero si se permenece ahí, hábilmente colocando el ojo y haciendo sin miedo una pregunta tras otra, nos vamos dando cuenta de que nuestro objeto no es unidimensional ni posible de aterrizar gracias a una definición pura. Que no es, únicamente, blanco y negro. Así es el universo de la docencia en México con el que me he encontrado estas últimas semanas, y que merecería varias columnas.
La Ciudad de México lleva días siendo habitación de tomas de estaciones del metro, casetas de cobro, avenidas vitales para el flujo de la ciudad (ayer jueves fue, de nuevo, Paseo de la Reforma y Versalles, por ejemplo) e incluso ha sido anfitriona del bloqueo del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México... ¡en viernes!... ¡Imagínese! Todo ello por parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, con miembros provenientes de distintas partes del país, impidiendo que pasajeros que ansiaban abordar su vuelo pudieran, siquiera, entrar al edificio. ¿Por qué protestaban los maestros? Buscan que la presidenta de México les reciba y atienda sus demandas.
El cosmos de los docentes en nuestro país es precisamente criatura perteneciente a un bestiario, o alebrije tapizado de amarillos brillantes, rosas encendidos y azules calmantes. Pero también de grises tibios, verdes opacos y rojos descoloridos. ¡Es que los maestros de la CNTE están mal en afectar a la ciudadanía manifestándose de la manera en que lo hacen! ¡Es que la presidenta Sheinbaum ya los iba a recibir, no se esperaron, y bloquearon la mañanera en Palacio Nacional! ¡Es que es culpa de la Coordinadora! ¡Es culpa de la presidenta! ¡Es culpa de la Ley del ISSSTE del 2007! La promesa de campaña se quedó con forma de promesa. Hay que tener presente que la alianza entre la CNTE y el actual gobierno ha sido estrecha, incluso antes del 2018. Ahora hay amenaza de boicotear la elección del 1 de junio. El camino de la CNTE en estos días ha sido construir una nueva parte del alebrije: camina con pesadas patas de elefante destrozando mucho a su paso, y porta alas de águila, pero que no le sirven para volar.
Los docentes ya lo han dicho: No están dispuestos a negociar. La única opción es derogar la mencionada Ley del 2007, principalmente, y agregando otras demandas que incluyen el aumento salarial del 100%, y regresar a un mejor esquema de pensiones de jubilación. Así lo plantean. Uno podría, en efecto, decir que lo que están haciendo no es la manera correcta de exigir ser escuchados. Pero mire, querido lector, que la espalda escamosa del alebrije está cansada: Los maestros en México trabajan bajo condiciones que alientan muy poco y huelen a escasa prosperidad.
Este es un panorama que conviene ser leído varias veces para entenderse y así aumentar la cantidad de preguntas de uno como ciudadano. Si yo le preguntara a usted quiénes son los maestros en México, ¿cuál sería su respuesta? ¿Qué tanto asumimos saber acerca de los docentes? Por supuesto que su contestación estará inevitablemente relacionada con el propio contexto en el que vive y los educadores a los que conoce. Ni ellos son toda la CNTE, ni viceversa. Y a pesar de ser esta una lucha fuertemente sindical y política (no hay que olvidar las presencias fantasmagóricas de la situación... ¿alguien dijo SNTE?), no es razón para pensar que no hay docentes manifestándose con una genuina preocupación por las cualidades de su ambiente y recompensa laborales. Me refiero a esas que permiten a duras penas pagar la renta de una vivienda, aportar a la alimentación y educación de su familia, o ahorrar consistentemente para una jubilación digna de acuerdo a su salario y a los años de trabajo.
Por otro lado, he aquí el pecho emplumado, orgulloso, engolado, inverecundo y pedante de este alebrije: ¿Cuántos maestros cree que se encuentren en estas manifestaciones porque no quieren trabajar? Habrá más de un docente que es parte de estas marchas, o se proclama a favor, con tal de no hacer presencia en el aula. Y esta parte del alebrije, protectora directa del corazón, está hinchando demasiado su presencia en nuestro país, tanto en educación pública como en educación privada. De ahí parte otra de las cabezas de esta criatura. Es fundamental recordar constantemente la pregunta acerca de en manos de quién se encuentra la educación en México, porque la respuesta caduca día con día.
Y si usted cree que las movilizaciones de los maestros no le afectan, está muy equivocado. Porque el estómago áspero y abandonado del alebrije, ese que nadie ve porque la criatura no logra volar, son los más de 1 millón de niños sin clases por las escuelas en paro. Si considera que eso no le afecta, le invito a que lo piense otra vez. El sistema educativo mexicano también está dividido, y quién sabe cuántos profesores logren verlo. Este alebrije camina aletargado, con los ojos nebulosos y en cristalería.
Le dejo una recomendación musical para su fin de semana: "Better Be Good to Me", canción de Tina Turner.