El rodaje del clásico filme de Popeye (1980), el primer protagónico en cine de Robin Williams, estuvo repleto de inicio a fin de grandes cantidades de cocaína, según reveló esta semana el productor Barry Diller.
De acuerdo con Variety, durante una sesión de preguntas y respuestas en el el Centro de Cultura y Artes 92NY de Nueva York, Anderson Cooper le preguntó a Diller, ex director ejecutivo de Paramount, que nombrara el set de rodaje donde más se hayan usado drogas. Su respuesta inmediata fue la cinta dirigida por Robert Altman.
"Por cierto, puedes verla", añadió Diller, sugiriendo que todo lo que se observa en Popeye está potencializado por la droga que todos sus actores y técnicos ingirieron durante la filmación. "Si ves Popeye, estás viendo una película que corre a 78 revoluciones por minuto", afirmó el productor.
Según Diller, quien dirigió Paramount durante sus años de gloria, impulsando filmes como Vaselina y Fiebre de Sábado por la Noche, el rodaje de Popeye en Malta estaba tan saturado de drogas que se usaban latas de película reales para contrabandear cocaína de un lado a otro.
"No podías escapar... Todos estaban drogados", aseguró durante su tour promocional de su nuevo libro de memorias, "Who Knew", ya a la venta.
Popeye es un filme musical de culto de 1980 donde Robin Williams se transformó en el famoso marinero de las historietas, mientras que Shelley Duvall ofrecía una interpretación extrema como Olive Oyl.
Altman, famoso por ser anti-Hollywood, fue el director improbable de esta adaptación. Lo que se suponía que sería un musical para toda la familia terminó siendo un producto que dividió a la crítica, desconcertó a los fans y quedó en el olvido por muchos años.