RECUERDO QUE LA PRIMERA VEZ que escuché un discurso de Gerardo Fernández Noroña fue en la LXI Legislatura del Congreso de la Unión, que estuvo en funciones del año 2012 al 2015; llamó mi atención su estilo muy sui géneris de alzar la voz en la máxima tribuna del país, no solo por los calificativos que imponía a quienes pensaban diferente y que en ese momento eran gobierno, sino incluso por lo reiterativo de su argumento, de la causa de la crisis social del país.
AQUEL TRIBUNO QUE SE HA desempeñado en diversas ocasiones como diputado durante los gobiernos del PAN y del PRI, fue un duro crítico en las diferentes comparecencias de los funcionarios, pero como Javier Corral lo descalificó en su momento, por su incapacidad de construir desde el diálogo, por lo que lo sentenció de la siguiente manera: “no es la dureza de las palabras lo que convence, sino la frescura de la verdad, la genuinidad del planteamiento, la construcción de conceptos”.
LOS DISCURSOS DE FERNÁNDEZ desde el Palacio Legislativo de San Lázaro se enmarcaron con frases tales como: “Yo renuncié a la mitad de mi sueldo”, “yo no tengo que pagar por la diputación, ningún servicio a los funcionarios del gobierno, afortunadamente… a mí me tocó en suerte ganar ese distrito de mayoría”, “Aguanten los argumentos…”, “Asuman las consecuencias de sus votaciones”, “renuncien a sus privilegios”.
FERNÁNDEZ NOROÑA NO SOLO FUE duro en el lenguaje dentro del Palacio Legislativo, sino que incluso llevó a la calle sus “lucha” contra el gobierno que él calificó de ilegítimo, planteó su resistencia civil queriendo obligar a una persona de servicio a no cobrarle los impuestos; así mismo, tomó las calles para manifestarse contras las reformas propuestas por el gobierno.
GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA gozó como pocos, poder presumir de una amplía libertad de expresión, pese a decirse víctima de gobiernos opresores e intolerantes, sin censura manifestó sus ideas y sus argumentos; y pese a esa lucha “titánica” que dijo emprender, olvidó sus ideales para convertirse en uno más de aquellos políticos acomodaticios de los gobiernos en turno.
HOY POCOS SON LOS QUE pueden decir que conocen a este nuevo Gerardo Fernández Noroña, como dice aquella canción del cantautor guatemalteco: “se te olvidó tatuarte las promesas”; y eso no es solo lo que se percibe, sino incluso por aquello que ven sus propios correligionarios, no hace mucho que el Congreso Nacional del Partido del Trabajo, instituto político que lo hizo, lo abucheó por no sentir ningún tipo de afinidad con aquel legislador que hoy preside el Senado de la República.
FERNÁNDEZ NOROÑA NO ES NI LA sombra de aquel político crítico que fue calificado de que usaba “con insolencia” la tribuna de la Cámara de Diputados, hoy ese legislador que hablaba de austeridad se molesta cuando se le cuestiona sobre su nivel de vida; aquel diputado que pedía aguantar los argumentos, no tiene la capacidad de escucha a quien opina diferente; aquel manifestante que exigía esclarecimiento a las autoridades sobre crímenes que dolían al país, le exige a los ciudadanos las pruebas de los delitos que se denuncian; hoy aquel hombre que se decía libre para cuestionar y para tirar calificativos a quienes pensaban diferente, obliga a los ciudadanos a pedirle disculpas por cuestionarlo por su trabajo.
FERNÁNDEZ NOROÑA SE ASUMIÓ como un luchador social, pero hoy su lucha no está por la igualdad social, sino por la búsqueda de su continuidad en el sistema político; hoy aquel que pedía que el gobierno lo escuchara y razonara sus argumentos, cierra las puertas a la ciudadanía y a aquellos opositores que piden debate.
EL GRADO DE POLARIZACIÓN DEL país genera una crisis, en la que segmentos de la sociedad se comportan como adversarios, la tolerancia es suprimida por el intento de imposición de un discurso ideológico, y las ideas y argumentos fueron sustituidas por convicciones ciegas y ambiciones personales.
VER A UN CIUDADANO PEDIRLE disculpas al presidente de la Cámara de Senadores, no solo atenta contra la dignidad democrática del país, sino que incluso reafirma el mensaje de que, ante la crítica, el poder presionará hasta obtener el resultado de impedir que se le cuestione u objete.
ESTA ES LA DEMOCRACIA QUE dicen, luchó y construyó la ahora clase gobernante a la que pertenece Gerardo Fernández Noroña, aquella que no acepta que se critiquen los privilegios del poder; aquella que no escucha las fallas de los gobernantes, y aquella incapaz de reconocer que el país no despertó de la pesadilla que juraron cambiarían los miembros de la autodenominada Cuarta Transformación.
PARA CERRAR, NO ENCONTRÉ UNA frase mejor, que aquella que pronunció en la Cámara de Diputados aquel Fernández Noroña que juró ser una voz que clamaba democracia: “vivimos tiempos canallas, donde quien se opone, quien critica, quien cuestiona, quien desnuda las verdaderas intenciones del poder, es perseguido, vituperado, calumniado y acosado de manera permanente”.
OJALÁ EL HOY PRESIDENTE DEL Senado, pueda ver a la cara a aquel hombre que juraba que luchaba por la democracia, porque de lo contrario, como él mismo diría, se irá al basurero de la historia.
@josesolisb