Los taxistas franceses continuaron este jueves por cuarto día consecutivo sus protestas, centradas en París y sus alrededores, para rechazar las nuevas condiciones económicas del transporte de enfermos a hospitales.
Concentraciones de vehículos parados y marchas de columnas de taxis a velocidad muy lenta (las llamadas "operación caracol") tuvieron lugar en distintos puntos de París y sus alrededores, como en las inmediaciones del aeropuerto Charles De Gaulle (al norte de la capital).
El céntrico boulevard Raspail está bloqueado parcialmente desde el lunes, ya que se ha convertido en una zona estratégica de la protestas porque está al lado de del Ministerio de Transportes.
Varios centenares de vehículos procedentes de distintos puntos de Francia han convertido esa zona en el epicentro de la protesta, con la tolerancia de las autoridades, que por ahora prefieren evitar enfrentamientos.
La protesta comenzó el lunes por el anuncio de que el Gobierno revisaba a la baja la compensación a los taxis por los traslados a enfermos para visitas hospitalarias, un gasto cubierto por la Seguridad Social.
Pero los taxis también han extendido su protesta a las plataformas de vehículos con conductor (VTC, como Uber), a las que acusan de cometer numerosas irregularidades.
Mientras tanto, el sindicato de trabajadores autónomos Unión de Independientes denunció hoy las "intimidaciones, bloqueos y, en algunos casos, agresiones verbales o físicas" sufridas por conductores de plataformas de VTC por parte de los taxistas.
Uber Francia denunció que cinco de sus conductores había sufrido amenazas con armas o agresiones por parte de taxistas.
De forma simbólica, el otro gran núcleo de las protestas de hoy es la ciudad de Pau (sur), de la que también es alcalde el primer ministro, François Bayrou.
Allí los taxistas se reunieron con el primer secretario del Partido Socialista francés, Olivier Faure, que se encontraba de visita en la ciudad.
Tras el encuentro, Faure urgió al Gobierno a "reanudar el diálogo" con las organizaciones de taxistas tras una revisión "unilateral" de las tarifas de los traslados de enfermos.