¿Alguna vez has escuchado hablar de la plaza del pájaro caído? Mi cabeza revolucionó buscando en la información almacenada sin resultado alguno; y sí, si usted está pensando en doble sentido, tiene toda la razón.
El secreto a voces del municipio de Rioverde es el tema de la prostitución, el oficio más antiguo del mundo, que tiene lugar en la Plaza Fundadores, justo en el atrio de la Parroquia de Santa Catarina de Alejandría, y que aún se continúa registrando.
Nada es como parece cuando se trata de este caso, que se registra desde hace décadas en el municipio de Rioverde. Mujeres de todas las edades se dan cita en la Plaza Fundadores, donde varones de avanzada edad gustan de ir a sentarse durante largas horas; sí, si usted no tenía conocimiento del tema, seguramente ahora todo va tomando sentido.
Los abuelitos, sentados en las bancas, observan a quienes pasan. En ocasiones, las mujeres se acercan y, de repente, comienzan a acariciarlos sin pudor, delante de los peatones, para después cobrarles “la caricia” o, en el mejor de los casos para ellas, llevarlos a los hoteles cercanos.
Se trata de toda una metodología que se ha ido conformando con el paso del tiempo, que se mueve gracias a las remesas que envían los hijos de los varones y también a las pensiones del adulto mayor, con lo que pagan por un poco de “cariño”.
Nadie quiere hablar sobre el tema. No se encontrarán mujeres vestidas de forma provocativa o exuberante; son mujeres comunes y corrientes que se ven como amas de casa o comerciantes ambulantes que rápidamente hacen sus movimientos para llevarse a los abuelos a los hoteles del centro, donde pagan tarifas bajas por apenas unos minutos y también por el servicio.
Por otra parte, los boleros también juegan un papel importante; ellos ven todo e incluso se les paga por acudir a la farmacia a comprar la pastilla azul. A pesar de los altos costos, no presenta problema alguno, dado que las remesas son bastante rendidoras.
Todo es “tan oculto” y a su vez “tan a la vista” que, aun así, muchas personas desconocen el tema. Pero también hay quienes saben que si eres mujer y te sientas sola en la plaza, pueden llegar a preguntarte cuánto cobras por tus servicios, o si vas caminando, recibas “piropos” por parte de algún atrevido que se pregunta si tendrá suerte con esa mujer en falda que camina apresurada al mercado o que va a orar a la Parroquia.
Los sacerdotes saben que es incómodo para las mujeres, y las autoridades también tienen conocimiento; sin embargo, todo es tan astutamente oculto que solo si pones un poco de atención te darás cuenta de las actividades en el atrio parroquial.
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