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Potosinos con agua contaminada con arsénico y fluoruro

Jorge Torres | Plano Informativo | 16/05/2025 | 03:13

Paola Elizabeth Díaz Flores, investigadora de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) e integrante del Grupo Universitario del Agua, advirtió que “La población de la zona metropolitana de San Luis Potosí está expuesta a consumir agua contaminada con fluoruro y arsénico, compuestos que, en una ingesta prolongada, representan un riesgo severo para la salud, como fluorosis dental y esquelética, afectaciones cognitivas en menores y el desarrollo de diversos tipos de cáncer.

Si bien en PLANO INFORMATIVO ya se había dado a conocer esta información, estudios más recientes confirmaron los datos que divulgó esta casa editorial.

 

Desde 2007 hay indicios de contaminación

Díaz Flores explicó que los estudios realizados en 2007 confirmaron indicios claros de que el agua subterránea en la zona centro del estado presenta elevadas concentraciones de estos elementos tóxicos.

Dijo que “Están presentes de forma natural, pero con el paso del tiempo han ido incrementándose. El agua que se suministra a los hogares proviene en su mayoría de pozos, y en muchos casos supera hasta por tres veces los niveles permitidos por la normativa”.

De acuerdo con los estudios realizados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la calidad del agua subterránea en el acuífero del Valle de San Luis Potosí se considera dulce, desde el punto de vista físico-químico, ya que presenta una concentración de sólidos totales disueltos de 200 a 450 partes por millón (ppm).

 

Pozos con alta concentración de flúor y arsénico

San Luis de Potosí ha registrado en muchos de sus pozos, concentraciones de flúor y arsénico muy por encima de la norma estipulada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aunque no es el único estado, ya que otras entidades como Zacatecas, Sinaloa, Querétaro, Aguascalientes y Durango han duplicado su nivel de fluoruro y arsénico en el agua en los últimos 14 años.

Según la especialista, los procesos fisicoquímicos que emplean actualmente las plantas potabilizadoras no son suficientes para eliminar el flúor ni el arsénico. En algunos casos, el agua distribuida llega con una concentración de fluoruro de hasta 3.5 miligramos por litro, cuando la norma oficial establece un límite máximo de 1 miligramo por litro.

 

¿Qué tan limpia es el agua que llega a los hogares?

Aunque confiamos en que el líquido que fluye de la llave es seguro para el consumo, la profesora e investigadora María Catalina Alfaro, de la Facultad de Ciencias Químicas de la UASLP, advierte que esta confianza podría estar mal fundamentada.

Señaló que existen dos razones principales por las que no se puede asegurar que el agua que se recibe sea completamente potable. Por un lado, dijo la especialista, muchas zonas de la ciudad son abastecidas por pozos que presentan concentraciones elevadas de fluoruro que, en exceso, compromete la calidad del agua.

Por otro lado, proveniente de presas, aunque pasa por plantas potabilizadoras, puede contaminarse en su trayecto debido a fugas en drenajes o tuberías deterioradas, permitiendo la infiltración de aguas residuales y bacterias.

 

Efectos para la salud

En cuanto a los efectos en la salud, Díaz Flores explicó que el fluoruro provoca desde manchas dentales hasta deformaciones óseas, y en los niños puede reducir el coeficiente intelectual. Por su parte, el arsénico está relacionado con distintos tipos de cáncer, incluidos los de hígado, riñón y cerebro.

La contaminación por metales en el agua, como los compuestos de mercurio, plomo o cadmio provocan ceguera, amnesia, raquitismo, miastenia o hasta la muerte. La exposición a metales pesados en tierra está relacionada con problemas de salud como retrasos en el desarrollo, varios tipos de cáncer, daños en el riñón, e incluso con casos de muerte.

 

Uranio, otro grave problema

Fernando Díaz Barriga, investigador de la Facultad de Medicina de la UASLP, alertó que en la zona metropolitana además de arsénico y flúor, se tiene detectado un grave problema de contaminación por uranio, que daña los riñones; a esto se suma la presencia de plásticos y sus aditivos, así como de descargas orgánicas que, debido a fracturas geológicas, se filtran hacia el manto acuífero subterráneo, como en Soledad de Graciano Sánchez.

 

¿Qué se puede hacer?

Para enfrentar esta situación, la doctora Díaz Flores señaló que la UASLP actualiza estudios y monitorea pozos en la capital potosina para crear un mapa de las zonas más seguras de extracción. Sin embargo, subrayó que la única forma efectiva de eliminar estos contaminantes es a través de procesos de ósmosis inversa, como los que utilizan las purificadoras de agua.