La Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen, en Alba de Tormes, Salamanca, se ha convertido en el centro de la espiritualidad católica hasta donde cientos de peregrinos han acudido desde diferentes rincones de España, y del mundo, para presenciar un acontecimiento extraordinario: la exposición del cuerpo incorrupto de Santa Teresa de Jesús, tras 111 años sin abrirse su sepulcro.
Desde su muerte en 1582, esta es apenas la tercera vez que se expone su cuerpo. La primera fue en 1760, la segunda en 1914, y ahora, en 2025, se reabre el sepulcro para permitir a los fieles una “mirada contemplativa” de la santa. La muestra permanecerá abierta hasta el 25 de mayo de 2025, con un horario ininterrumpido de 9:00 a 23:00 horas, lo que permitirá un flujo constante de devotos y curiosos.
Las imágenes difundidas en redes sociales han provocado una mezcla de asombro, respeto, sin embargo no han faltado quienes sientes cierto inquietud al ver los restos de Santa Teresa de quien se observa el rostro que es ya prácticamente una calavera, y se distingue claramente uno de sus pies descalzos y esqueléticos.
De acuerdo con la Iglesia católica, esta exposición no solo permite ver el cuerpo de la santa, sino que invita a una experiencia espiritual más profunda, en tanto, Europa Press, informó que el objetivo es ofrecer un espacio para la contemplación, el testimonio y la conexión con la “riqueza de sus escritos” y la “grandeza de su vida como mujer, santa y doctora de la Iglesia”.
¿Quién fue Santa Teresa de Jesús?
Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila, fue una monja carmelita, mística, escritora y reformadora de la orden del Carmelo. Nacida en 1515 en Gotarrendura (Ávila), dedicó su vida a la oración, el pensamiento profundo y la renovación espiritual. Fue una figura clave en la Contrarreforma y fundó la rama de los Carmelitas Descalzos, que promovía una vida más austera y contemplativa.
Canonizada en 1614, fue declarada Doctora de la Iglesia en 1970, siendo la primera mujer en recibir este título, que reconoce su legado intelectual y teológico. Sus escritos, como El libro de la vida, Camino de perfección y Las Moradas, siguen siendo textos fundamentales para la fe católica.