San Luis Potosí, SLP.- Ante el aumento extremo de las temperaturas en diversas regiones del estado, especialmente en la Huasteca potosina, la Secretaría de Educación de San Luis Potosí (SEGE) no descarta la posibilidad de suspender temporalmente las clases presenciales y migrar a un modelo de educación a distancia. La medida busca proteger la salud de estudiantes, docentes y personal administrativo, especialmente en comunidades donde los servicios básicos como agua potable y energía eléctrica son limitados.
Juan Carlos Torres Cedillo, titular de la SEGE, señaló que la decisión se tomará en conjunto con Protección Civil y la Secretaría de Salud del estado, en función de cómo evolucione el clima en los próximos días. Subrayó que, a diferencia del inicio de la pandemia por Covid-19, hoy las escuelas están mejor preparadas para afrontar una eventual migración a clases en línea gracias a una infraestructura tecnológica más robusta y docentes capacitados.
“Hoy estamos preparados para la educación a distancia. No es como en la pandemia, que no sabíamos qué hacer. Ahora tenemos una estrategia bien estructurada”, afirmó el funcionario, quien incluso no descartó la posibilidad de concluir el ciclo escolar bajo esta modalidad si las condiciones así lo requieren.
En este contexto, el gobernador del estado, Ricardo Gallardo Cardona, anunció que se está considerando implementar un programa emergente para dotar de aires acondicionados a las escuelas públicas más afectadas por las olas de calor. Indicó que para ello es crucial gestionar subsidios de energía eléctrica para la región Huasteca ante la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con el objetivo de reducir las tarifas y aliviar la carga económica de las familias que dependen de sistemas de ventilación o climatización.
“Vamos a revisar qué tan caliente se pone este año en ciertas zonas, y si se justifica, lo apoyaríamos sin lugar a dudas. No queremos que los niños sufran por el calor en las aulas”, expresó el mandatario.
Gallardo también destacó que las temperaturas superiores a los 40 grados no solo impactan la calidad del aprendizaje, sino que representan un riesgo real para la salud de los estudiantes, especialmente por los casos de deshidratación registrados en jornadas escolares normales.
Ambas autoridades coincidieron en que el monitoreo constante de las condiciones climáticas y de infraestructura escolar será determinante para tomar decisiones responsables y enfocadas en la seguridad de la comunidad educativa.