A sus 61 años de edad y sin sus hijas cerca, la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, está lista para la nueva etapa de vida que tiene frente a ella, la cual está recibiendo con los brazos abiertos gracias a la terapia psicológica.
Michelle está casada con el ex presidente estadounidense Barack Obama desde 1992 y tiene dos hijas con él: Malia, de 26 años, y Sasha, de 23. Apenas el mes pasado, se vio obligada a abordar los rumores de un supuesto divorcio entre ambos, luego de que Barack asistiera a eventos públicos sin ella, como es costumbre.
Esos chismes la orillaron a analizarse a sí misma y a acercarse a una terapeuta que la ha ayudado a avanzar en su estado mental actual. Al menos así lo reveló en el podcast On Purpose, de Jay Shetty.
"En esta etapa de mi vida, estoy en terapia porque estoy en transición, ¿sabes? Tengo 60 años, he terminado una etapa muy difícil con mi familia intacta, mis hijas ya no están en casa, ya dieron el salto", confesó la ex primera dama.
Obama ha tenido que lidiar con el síndrome del nido vació, o cuando los hijos se van de casa. Malia se graduó de Harvard en 2021 y trabaja como guionista de televisión, mientras que Sasha se graduó de la Universidad del Sur de California en 2023 y actualmente está cursando estudios superiores.
"Ahora cada decisión que tomo es completamente mía. Ahora no tengo la excusa de: 'Bueno, mis hijos necesitan esto'; o 'mi esposo necesita eso'; o 'el país necesita eso'", reflexionó.
"Así que me estoy preparando para esta siguiente etapa porque creo que es una completamente nueva en mi vida. Y ahora tengo la sabiduría para saber: 'déjenme buscar ayuda mientras lo hago'".
Sobre los rumores de divorcio que enfrentó el año pasado, Obama reiteró que la terapia le ayudó a no sentirse asfixiada con los tabloides y la presión social.
"Nosotras, como mujeres, creo que luchamos por no decepcionar a la gente. Tanto así que la gente ni siquiera podía imaginar que estaba tomando una decisión por mí misma, que tuvieron que asumir que mi esposo y yo nos estábamos divorciando", recordó.
"Esto no podía ser una mujer adulta simplemente tomando una serie de decisiones por sí misma, ¿verdad?. Pero eso es lo que nos hace la sociedad. De hecho, empezamos a preguntarnos: '¿Qué estoy haciendo? ¿Para quién estoy haciendo esto?'. Y si no encaja en el estereotipo de lo que la gente cree que deberíamos hacer, entonces se etiqueta como algo negativo y horrible'.