El Príncipe Enrique expresó su deseo de sanar las tensiones con la familia real, admitiendo que su relación con su padre, el Rey Carlos III, se ha deteriorado hasta el punto de que el monarca ya no le habla.
Durante una entrevista con la BBC, el Duque de Sussex, de 40 años, aseguró que, a pesar de los desacuerdos pasados, le "encantaría una reconciliación" con los miembros de la realeza con los que ha tenido conflictos.
"Ha habido muchos desacuerdos entre mí y algunos miembros de mi familia", dijo. "Me encantaría reconciliarme con mi familia. No tiene sentido seguir luchando, la vida es preciosa".
Enrique, quien ha enfrentado intensas controversias desde su salida de la familia real en 2020, destacó que ahora ha "perdonado" a aquellos con los que tuvo diferencias.
Una de las razones del distanciamiento con su padre se relaciona con cuestiones de seguridad, ya que Carlos III decidió no comunicarse con él debido a este tema.
"No sé cuánto tiempo más le queda a mi padre", dijo, preocupado por la salud de su progenitor, quien enfrenta problemas de salud, incluido un diagnóstico de cáncer.
Enrique también se mostró "devastado" por la reciente decisión judicial que desestimó su recurso relacionado con las medidas de seguridad a las que él y su familia deberían tener derecho al visitar el Reino Unido.
"No puedo imaginar un mundo en el que pudiera traer a mi esposa e hijos de regreso al Reino Unido en este momento", confesó.
El Príncipe indicó que la resolución judicial que anuló su derecho a una protección automática lo ha puesto en una situación difícil, ya que solo podría regresar al Reino Unido de forma segura si obtiene una invitación oficial de la familia real, lo que le permitiría contar con la seguridad necesaria.
"Amo a mi país, siempre lo he amado, a pesar de lo que hayan hecho algunas personas en ese país. Y creo que es realmente muy triste no poder mostrarles a mis hijos mi patria", aseveró.
La disputa sobre la seguridad tiene sus raíces en la decisión del Gobierno británico de reducir los niveles de protección del Príncipe, tras su renuncia a los deberes reales.
Enrique impugnó esta medida, pero el Tribunal de Apelación de Londres respaldó la postura del Gobierno, señalando que, al dejar de ser un miembro activo de la realeza, ya no tiene derecho a las mismas medidas de protección.
"Una consecuencia no deseada de su decisión de renunciar a sus obligaciones reales y pasar la mayor parte de su tiempo en el extranjero ha sido que se le ha proporcionado un nivel de protección (...) menor que cuando se encontraba en el Reino Unido", argumentó el juez Geoffrey Vos.