Pbro. Lic. Salvador González Vásquez | 27/04/2025 | 05:52
Nuestro Señor, es muy humano con nosotros; más humano, que nosotros mismos.
El hombre, siendo de la misma especie, no tiene consideración con su prójimo.
Y aun siendo de la misma condición, no hacemos el esfuerzo por comprender al otro; mucho menos, identificarnos con él.
En cambio, el Señor es tan humano, que asumió nuestra carne mortal; se hizo uno, como nosotros.
Por eso decimos: que Dios, es muy humano con los hombres.
El Señor, se hace solidario con nosotros, y nos entiende mejor, que los que son de nuestra misma especie.
Más aún, Él nos ama, sin importar nuestras miserias; porque su amor, es misericordioso.
Porque, no hay mancha que no se diluya, cuando se vive la experiencia de sentirse amado.
El amor puro, es el que viene de aquel nos ama, sin importar muestras manchas.
Hoy, celebramos al Señor de la Misericordia. Y eso, significa, que Dios pone su corazón en nosotros, sin importar que estemos manchados; todo, porque su amor es misericordioso.
Jesús, antes de juzgar, nos entiende, es decir, se humaniza; y nos ama, para poder salvarnos.
Él ha querido amarnos, con un amor Divino; pero también, con un amor humano.
Es así, como nos va mostrando, la manera de amar humanamente, al que está herido.
Un amor perfecto, no es del que ama por necesidad; el amor es puro, cuando también amamos, al que nos necesita.
El amor de misericordia, es el más perfecto y puro.
Pero éste amor, no se puede alcanzar, sin contar con la ayuda de Dios.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez