El funeral del papa Francisco, celebrado el 26 de abril en la Plaza de San Pedro, no solo fue una ceremonia solemne, sino que también estuvo marcado por una serie de gestos y decisiones que generaron controversia. Uno de los puntos más comentados fue la elección de vestimenta de varios líderes internacionales, especialmente la de Donald Trump. El presidente estadounidense fue criticado por no seguir el protocolo establecido, que dictaba traje oscuro, corbata negra y camisa blanca. Trump apareció con un traje y corbata azul, lo que algunos consideraron una falta de respeto, aunque su atuendo no violó el protocolo diplomático oficial.
Por otro lado, Melania Trump, quien estuvo acompañada por su esposo, optó por un abrigo negro con un velo de encaje y guantes, pero rompió el protocolo al no usar medias oscuras, lo que generó críticas en las redes sociales. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, también optó por un atuendo no convencional: su característico uniforme militar negro, lo que suscitó diversas reacciones, aunque en menor medida.
La realeza no estuvo exenta de polémica. La reina Matilde de Bélgica volvió a lucir un collar de perlas que había causado controversia en el funeral de Juan Pablo II. La elección reavivó el debate sobre la sensibilidad del gesto en un evento tan solemne.
El principio de laicidad, fundamental en la política francesa, también fue cuestionado. La inclinación de Emmanuel Macron frente al féretro del papa fue interpretada por algunos como un desafío a la neutralidad religiosa que exige el Estado francés.
Previamente, la decisión de izar las banderas a media asta en Francia, en homenaje al papa, también desató críticas, particularmente del diputado Alexis Corbières, quien señaló que contravenía los principios de la laicidad.
Un gesto inesperado fue la presencia de Julian Assange y su familia, quienes viajaron a Roma para rendir homenaje al papa Francisco, quien había brindado su apoyo durante la persecución judicial del fundador de WikiLeaks.
En medio de estos debates y controversias, el funeral del papa Francisco dejó una huella profunda, no solo en la historia religiosa, sino también en el ámbito político y social global.