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Despidos y cargas abandonadas: los aranceles pasan factura a empresas chinas

EFE | 25/04/2025 | 13:47

Los efectos de los aranceles estadounidenses empiezan a pasar factura a las industrias de China, con reducciones en la producción, despidos e incluso el abandono a medio camino de contenedores que ya navegaban hacia el país norteamericano.
 
La guerra comercial iniciada por la Administración de Donald Trump ha resultado en tasas del 145 % e incluso superiores sobre los productos chinos que llegan a Estados Unidos, lo que ha obligado a los fabricantes y exportadores a reajustar o incluso frenar su actividad ante la caída o directamente cancelación de los pedidos desde ese país.
 
El caso más extremo es el del abandono de cargas que ya habían sido fletadas con destino a EE. UU. y que las compañías están regalando a las navieras o empresas de transporte para no hacer frente a los impuestos que tendrían que pagar para introducirlas en territorio estadounidense.
 
"Nos estamos preparando para lo peor", afirmó en declaraciones al diario hongkonés South China Morning Post un empleado de una compañía de transporte naviero que pidió el anonimato.
 
Según la misma fuente, los envíos diarios de contenedores desde China hacia EE. UU. que gestionaba la empresa han caído desde 40 o 50 a entre tres y seis, por lo que han decidido dejar de fletar hasta que la situación se estabilice o haya mercados alternativos asegurados.
 
La diversificación de los mercados es precisamente uno de los posibles salvavidas de los productores chinos, pero no a corto plazo, y no ha evitado que por el momento hayan tenido que echar el freno.
 
"Solía trabajar hasta medianoche y ahora acabo sobre las seis de la tarde", declaró a medios locales Wu, trabajador de una fábrica de pantalones vaqueros en la ciudad industrial de Cantón (sur) y quien ahora teme perder su empleo.
 
Y es que aunque la empresa en la que trabaja Wu de momento solo ha congelado las contrataciones y reducido los turnos de trabajo, otras han enviado a los empleados a casa hasta nueva orden, aunque por el momento no existen cifras oficiales de despidos motivados por el impacto de los aranceles estadounidenses.
 
Como Wu, millones de trabajadores chinos trabajan en la producción de exportaciones y cobran por hora, por lo que los recortes de jornada impactan de lleno en su salario.
 
A falta de estadísticas, testimonios recopilados por EFE en las redes sociales chinas permiten hacerse una idea. "He perdido mi trabajo", escribe un internauta, al que otros dos usuarios responden: "Yo en breve", "y yo".
 
Los relatos sobre despidos o cancelaciones de ofertas de trabajo en empresas exportadoras se suceden en populares plataformas como Weibo -equivalente a X, censurado en China-, donde los trabajadores también lamentan la cancelación de pedidos y la parálisis de inventarios que antes se movían a la velocidad del rayo.
 
Para tratar de paliar los daños y estabilizar la situación, las autoridades chinas están animando con intensidad a los exportadores a buscar nuevos clientes dentro de China, una campaña que hasta ahora las empresas han recibido con reticencia, a lo que se suma que el consumo interno ha ido a la baja en el país tras la pandemia, que afectó con fuerza al bolsillo y la confianza de los compradores.
 
Menores márgenes de beneficio, porcentajes altos de devolución de los productos y una guerra encarnizada de precios bajos disuaden de momento a muchas compañías, que prefieren capear la tormenta a la espera de que se concreten negociaciones entre Pekín y Washington que pongan fin a la locura arancelaria o al menos la reduzcan.
 
Aunque tibios, comienza a haber indicios de una desescalada en la guerra comercial, con posibles exenciones y suspensiones de aranceles chinos a productos estadounidenses, según medios locales e internacionales, y alusiones a supuestas conversaciones con China por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, pero desmentidas por Pekín.
 
En tanto, la cúpula del Partido Comunista Chino (PCCh, gobernante) avanzó este viernes medidas para estabilizar la economía y respaldar a las empresas y trabajadores afectados por la disputa comercial, eufemísticamente definida por los dirigentes como "aumento del impacto de choques externos".