Leopoldo Pacheco | 24/04/2025 | 08:44
El ejercicio de la abogacía en México, y en particular en San Luis Potosí, enfrenta un desafío crítico: la ética profesional y la responsabilidad hacia los clientes. Desafortunadamente, casos como el de los abogados Roberto Vega Turrubiartes y Elvira Bravo Zamarrón evidencian una preocupante traición a la confianza depositada por aquellos que buscan justicia y representación legal, como se ha publicado y se atestigua en las redes sociales.
A lo largo de los años, numerosos potosinos han confiado en estos litigantes, esperando que defendieran sus intereses y gestionaran sus casos con profesionalismo. Sin embargo, muchos de ellos se han visto decepcionados al comprobar que su trabajo estuvo marcado por la ineficiencia y la falta de compromiso. Plazos legales fueron ignorados, oportunidades valiosas se perdieron y, en última instancia, los clientes que tenían toda la razón se encontraron con resultados adversos.
La situación se torna aún más grave cuando, al reclamar por estas omisiones, los afectados enfrentan amenazas de embargos y represalias legales por parte de sus propios abogados. Este uso del conocimiento y la información en contra de quienes confiaron en ellos, no solo es una falta de ética, sino un claro abuso de poder que pone en riesgo el patrimonio y la tranquilidad de los clientes.
La identidad de muchos de los afectados se mantiene en el anonimato por miedo a represalias adicionales, lo que refleja un ambiente de impunidad que permite que abogados, con un historial cuestionable, continúen operando sin consecuencias. Las quejas y acusaciones por malas prácticas profesionales son una constante en la trayectoria de Vega Turrubiartes y Bravo Zamarrón, quienes parecen haber convertido la traición a la confianza en una estrategia habitual.
Este panorama no solo afecta a las víctimas directas, sino que también erosiona la confianza en el sistema legal y en la profesión de la abogacía en su conjunto. La responsabilidad y la ética, son pilares fundamentales que deberían regir la conducta de todos los litigantes. Los casos como el de estos abogados, deben ser un llamado a la reflexión sobre la necesidad de una regulación más estricta y de una cultura de transparencia y rendición de cuentas en el ejercicio de la abogacía.
Es imperativo que la comunidad y las autoridades tomen cartas en el asunto, protegiendo a los ciudadanos de prácticas abusivas y promoviendo un entorno en el que la justicia sea realmente accesible y efectiva. La ética no debe ser una opción, sino un estándar inquebrantable en la profesión legal.
Una problemática que se tiene que considerar, sin duda, es la falta de confianza en las instituciones, en cuya responsabilidad radica la defensa de los ciudadanos, la asesoría jurídica y la orientación legal como es la defensoría social, para quienes no tienen posibilidad económica de allegarse o contratar abogados. Muchos refieren a este espacio, como un cubil de burócratas aletargados que no resuelven absolutamente nada y se dedican a canalizar a los ciudadanos en otras direcciones a fin de no acumularse trabajo.
Hoy que está tan de moda al hablar de elecciones de jueces y magistrados, no debemos perder de vista todos los vicios que están aquí, losados en el ejercicio legal de nuestro país y de nuestro estado San Luis Potosí, que es donde debe haber cambios de raíz.
La Pachanga de la capital.
Les fue re bien en el IV Festival de San Luis en Primavera que ha dejado una huella notable en la ciudad, logrando un récord de 300 mil asistentes. Este evento no solo ofreció 120 actividades, sino que también se destacó por su compromiso con la inclusión, implementando medidas como audiodescripción y la Lengua de Señas Mexicana. La derrama económica superó los 500 millones de pesos, impulsada por la afluencia de más de 100 mil visitantes de diversas partes del país y 20 mil extranjeros, principalmente de Estados Unidos, España, Colombia y Ecuador. Más de 800 artistas participaron, enriqueciendo la oferta cultural con conciertos, presentaciones de libros, teatro y danza. Este festival no solo celebra la cultura local, sino que también posiciona a San Luis como un referente en el ámbito cultural, promoviendo su riqueza en 30 países como parte de la Capital Americana de la Cultura.