Hace nueve años llegó a los cines El Contador, una película modesta sobre un genio matemático con autismo que en sus tiempos libres "limpiaba" las finanzas de diversas organizaciones criminales. Esto llamó la atención del Departamento del Tesoro, mientras un asesino a sueldo iba tras él. ¿El giro de tuerca? Ese hombre resultó ser su hermano.
A pesar de que la película no fue especialmente bien recibida por la crítica, tuvo cierto éxito gracias al boca a boca (se puede ver en Prime Video), lo que llevó a que casi todo el equipo creativo regresara para esta segunda parte. La buena noticia es que esta secuela supera a su antecesora en casi todos los aspectos.
Los hermanos Christian (Ben Affleck) y Braxton (Jon Bernthal) ahora trabajan juntos en un caso liderado por la agente Marybeth Medina (Cynthia Addai-Robinson), tras el asesinato de su ex jefe Ray King (J.K. Simmons). El tener a esta dupla junta durante casi dos horas da como resultado una especie de comedia de pareja dispareja que, increíblemente, también tiene mucho corazón.
Digo "increíblemente" porque el caso en el que están trabajando es de una crudeza asfixiante, tocando temas como desapariciones, trata de mujeres, niños secuestrados y más. Sin embargo, el contraste entre la dinámica de los tres protagonistas y lo denso de su investigación funciona, manteniendo la atención del espectador hasta llegar a un final cargado de acción.
Es importante recordar que tanto Christian como su hermano recibieron entrenamiento militar por parte de su padre, lo que los pone al tú por tú con cualquier mercenario, guardaespaldas o matón. Esto le añade un matiz aún más curioso a un personaje tan enigmático como complejo: un millonario que vive en una casa remolque y financia una academia llena de jóvenes prodigio, también dentro del espectro, al estilo de Xavier en la mitología de X-Men.
Aquí hay que dejarse llevar y aceptar las reglas del juego, lo que hace que la experiencia sea mucho más disfrutable. Y quién sabe, quizá en el futuro llegue esa continuación que cierre la trilogía. Bienvenida sea.
