El fallecimiento del papa Francisco, ocurrido a los 88 años, ha generado una ola de conmoción y mensajes de solidaridad en todo el mundo. En Ecuador, la reacción fue inmediata. El presidente de la República, Daniel Noboa Azín, emitió un decreto ejecutivo para declarar tres días de duelo nacional en honor al sumo pontífice, quien fue jefe del Estado del Vaticano y líder de la Iglesia Católica.
“Ante el sensible fallecimiento de su santidad el papa Francisco, sumo pontífice de la Iglesia Católica y jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano, el presidente Daniel Noboa Azín declaró duelo nacional en todo el territorio de la República del Ecuador durante los días 22, 23 y 24 de abril de 2025”, señala el documento oficial. Durante estos días, la Bandera Nacional ondeará a media asta en todos los edificios públicos y privados, tanto civiles como militares, como muestra de respeto y homenaje.
El Gobierno ecuatoriano expresó su profundo pesar ante la pérdida de quien fuera el primer papa latinoamericano. En el comunicado se destaca su legado de humildad, su cercanía con los sectores más vulnerables y su permanente llamado al diálogo, la paz y la esperanza, especialmente en momentos marcados por crisis sociales, económicas y espirituales.
El vínculo del papa Francisco con Ecuador fue especialmente estrecho. Así lo recordó el nuncio apostólico en el país, monseñor Andrés Carrascosa, quien ofreció una rueda de prensa la mañana del 21 de abril, tras confirmarse la noticia del deceso. Según Carrascosa, el pontífice argentino mantenía una relación afectuosa con el pueblo ecuatoriano y solía invitar a la reconciliación y al respeto mutuo. “Invitó a que los ecuatorianos seamos hermanos, a que reconozcamos que pensamos distinto, pero eso no nos hace enemigos”, manifestó.
Además, se conoció que Jorge Mario Bergoglio, nombre de nacimiento del papa Francisco, era devoto de la virgen Dolorosa del Colegio, una advocación muy venerada en el país. Incluso conservaba una imagen de esta santa dentro de un libro personal. “Quiero que sepas que rezo todos los días por Ecuador”, solía decirle al nuncio durante sus encuentros.