Domingo 20 de Abril de 2025 | Aguascalientes.
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HOMILÍA: Hay alegría, porque la tumba está vacía

Plano Informativo | 20/04/2025 | 03:20

Si la tumba está vacía,  es porque aún hay vida.
Al ver la tumba desocupada, pensamos que Él, se encuentra vivo; porque, ¡ha resucitado!
La vida humana, no tiene por qué  ser  un engaño; porque una vida que muere, no es verdadera vida. 
Dios, no juega con la existencia humana; porque Él nos ama, y el que te ama, te quiere vivo.
Sin embargo,  nuestras acciones y negativas emociones, van desgastando la existencia; y con eso, nos    apresuramos a morir.
Todo, porque él hombre no sabe amar,  por eso, descuida su vida, y la desperdicia. 
Pero, el Señor, que nos ama, va recuperando lo que nosotros dejamos perder.
Estamos celebrando la fiesta de la resurrección. Porque, Cristo murió y venció a la muerte, para devolvernos la esperanza de resucitar con Él.
Así lo narra el Evangelio: “El primer día después del sábado, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús”. (Lc.24).
Los sepulcros no son eternos, porque la tumba, no es el  destino del cristiano;  la esperanza, está puesta en lo que va más allá de este mundo. 
Llegará el momento, en que escuchemos  la voz del Señor, que nos llama a salir de la tumba, para vivir siempre con Él.
A partir de hoy,  la muerte no es el  destino del hombre. 
Porque Jesús ha resucitado,  y  ha dado  el paso de la muerte a la vida. Y, es a eso, a lo que llamamos: PASCUA.
Dejemos atrás, el temor de morir. Porque la muerte, ahora solo es un paso; el paso, que debemos dar, para volver a vivir, es decir, para RESUCITAR.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
 
 
 
Lectura del santo evangelio según san Juan Juan 20, 1-9
 
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”.
 
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
 
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.