El presidente chino, Xi Jinping, concluyó este viernes una gira de cinco días por el Sudeste Asiático durante la que envió repetidos mensajes contra el proteccionismo y en favor de la unión de la región, ante la que quiso presentarse como mejor socio que Washington, en plena guerra arancelaria de Estados Unidos.
Xi finalizó hoy en Camboya un tour regional que comenzó el lunes en Vietnam, con una parada en Malasia a mitad de semana. En todos los destinos el presidente chino siguió una rutina casi idéntica: publicó poco antes de llegar un artículo en un medio local, se reunió con los líderes y firmó decenas de acuerdos de cooperación.
"Creo que la visita ha servido para fortalecer los lazos de Pekín con el Sudeste Asiático y enviar una señal de seguridad en tiempos inciertos", dice a EFE Ja-Ian Chong, experto en política de la Universidad Nacional de Singapur.
El analista subraya que los acuerdos -45 con Vietnam, 31 con Malasia y más de 30 con Camboya- fueron sobre todo memorandos de entendimiento de cuestionada relevancia, pero que sirvieron para garantizar la "voluntad de Pekín de cooperar" con la región.
Sin que hayan trascendido apenas detalles de su contenido, los pactos se destinaron a sectores como inteligencia artificial (IA), comercio o transporte, en el marco de la colaboración en la Ruta de la Seda, el plan estratégico de inversión en infraestructura de Pekín.
Programado desde hace tiempo, el viaje de Xi ha coincidido con las turbulencias generadas por el presidente de EE.UU., Donald Trump, quien apenas días antes suspendía por un trimestre los llamados aranceles "recíprocos" para los países que tienen superávit con Washington y gravan sus productos, salvo en el caso de China.
China recibió gravámenes de hasta el 145 %, que respondió con tasas a EE.UU. del 125 %, y el Sudeste Asiático fue una de las regiones más castigadas, en parte debido a funcionar como punto de transbordo de productos chinos al exterior, sobre todo tras los aranceles de Trump a Pekín en su primer mandato (2017-2021).
Camboya y Vietnam son los países de la zona más señalados, con posibles gravámenes del 49 % y el 46 %, respectivamente, alrededor del doble que Malasia (24 %), que no atrajo a tanta manufactura china.
Xi criticó de forma velada en cada país las medidas de EE.UU., llamando a la unión contra el proteccionismo.
Contra el 'bullying' unilateral
En Vietnam advirtió que la guerra comercial "erosionará" el orden económico global e instó a "oponerse conjuntamente a los juegos de poder" y al 'bullying' o acoso unilateral, según publicó la agencia oficial china Xinhua.
En una cena de gala el miércoles con el primer ministro, Anwar Ibrahim, instó a Asia a unirse para combatir el proteccionismo, en tono similar al empleado en Camboya.
En un artículo publicado el jueves en el camboyano Khmer Times, Xi subrayó la necesidad de proteger la "cooperación en las cadenas de suministro", precisamente cuando Washington pide al Sudeste Asiático que deje de actuar como intermediario de Pekín.
Aunque en cada país Xi fue recibido con la pompa y circunstancia previstas, y dirigentes como Anwar fueron especialmente elogiosos hacia China por su papel como socio "fiable y estable", el Sudeste Asiático realiza un delicado ejercicio de equilibrio para no distanciarse de ninguna potencia.
Muy dependiente de las exportaciones a Estados Unidos, la región estrechó lazos con el presidente de China, su mayor socio comercial, mientras negocia con Washington unos aranceles que pueden causar estragos en sus economías.
En el caso de Vietnam o Camboya, las exportaciones a Estados Unidos suponen, respectivamente, alrededor del 30 % y el 25 % de su PIB.
Malasia, por su parte, exportó en 2024 bienes a Estados Unidos por valor de 44.000 millones de dólares, frente a los 41.000 millones de dólares a China.
Ante este escenario, Xi y sus vecinos pasaron de puntillas por algunos asuntos que los enfrentan, entre ellos territorios del mar de China Meridional; el lado más controvertido de la Ruta de la Seda, por el endeudamiento que supone para los países receptores; y el temor al dumping de productos chinos.
En Malasia, que se disputa islas con China, ambas partes dijeron que acordaban resolver el conflicto "por la vía pacífica", mientras países como Filipinas acusan a Pekín de intimidar a sus barcos en estas aguas con maniobras agresivas y colisiones.
"Imagino que todos estuvieron de acuerdo en no discutir los asuntos más conflictivos", dice a EFE Chong.
El experto concluye: "Creo que la visita fue bien en términos de apariencia", pero "quedan asuntos difíciles que resolver".