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Entre fantasmas y abalorios

David Medrano | Plano Informativo | 18/04/2025 | 12:48

Una mujer fantasma que en apariencia -¿está bien dicho?- recorrió pasillos del ala sur de Palacio de Gobierno, en donde hace muchos años estuvo el Congreso de SLP, generó toda una algarabía, pero también, recordó ese maravilloso sincretismo que le concede vida a las tradiciones muy potosinas.
 
Las expresiones del San Luis Potosí más primitivo, las que provienen desde los hermanos de los pueblos originarios, comparten varias similitudes, en artículos, abalorios, ritos, danzas y significados. Es sorprendente que también lo hagan en momentos icónicos, tradicionalísimos, y que estampen mágicas dualidades.
 
Los ritos de la vida y la muerte; las máscaras; el suplicio; las marchas o procesiones; la tradición religiosa contra las arraigadas costumbres.
San Luis es mágico. Es uno de fantasmas, aparecidos, tan reales.
 
La Judeada o Judea, en el municipio de San Antonio, es la expresión tradicional de su Semana Santa, gira como en costumbres parecidas, en torno a La Pasión y muerte -otra vez la muerte, un símbolo y hasta deidad prehispánica- de Jesucristo. Lo adornan las múltiples máscaras en colores alegres, rojos, muy alejados del púrpura cristiano; con las que se hacen danzas, ritos en los que se alude a la persecución de Judas Iscariote, para la punición de su traición. Quien participa en la dualidad, se arma de una vara de 40 a 50 centímetros, para cubrirse o esquivar los chicotazos que dan los enmascarados.
 
Los disfraces son la parte más terrenal de esos ritos, como también suceden en otros puntos de la Huasteca, en el circuito turístico que comienza desde Aquismón, y se adentra al sur de SLP. 
 
La vestimenta coincide con la que acostumbran bailar en los sones de la muerte, durante las festividades alegres del Xantolo, el Día de Muertos Huasteco, hasta el mes de octubre.
 
Es magia pura cómo hay un hilo conductor, entre los festejos de la Semana Santa y los del Xantolo, un salto, pero que bien observado conservan características tan similares, en ambos, están los conceptos de la salvación y la muerte.
 
Los Huehues en la tradición de los pueblos originarios, tienen como misión acompañar a los difuntos cuando regresan por unas horas, durante el Día de Muertos, sus disfraces obedecen a ocultarse de los malos espíritus.
 
En total, con base a la tradición, son nueve los personajes, los que aparecen lo mismo en las comparsas, como en tradiciones huastecas de la Semana Santa. Los hay otros, derivado de una combinación de culturas y valores que es permanente. Algunos creen es nociva la culturización. Como personajes están los huehues, el diablo, el cole o los comanches.
 
En las danzas ahora se ven médicos, enfermeras, novias, soldados, charros. La diversificación obedece a un ritual también.
 
Cuando moría la gente, en tradiciones muy arraigadas, muy antigüas, era o es común vestirlos con sus prendas más características, en casos también, a lo que se dedicaban antes, o conforme a sus funciones. Al año, a las fechas especiales, en los casos que conservaban la vestimenta, eran sacados otra vez, a manera de una honra fúnebre realizada después. 
 
Igual de antigüa o más, la costumbre cultural de que personas que carecían de recursos, en los sepelios de adinerados, les pedían como merced, el obsequio de las vestimentas.
 
El rito de la muerte, es así como le dio identidad y personajes, a expresiones tan de SLP, ancestrales, y que ahora viven con tanta fuerza en el Xantolo o Semana Santa.
 
Es la riqueza multicultural que también le da vida al turismo.
Los fantasmas, las procesiones, La Pasión, en el estricto sentido, son un relato de ellos; están entre silencios de aromas y abalorios.
 
@LA_BRÚJULA_O