Ericka Segura | Plano Informativo | 17/04/2025 | 15:10
San Luis Potosí, SLP.- San Luis Potosí, tierra de cantera rosada y espíritu devoto, se prepara para recibir una de sus tradiciones más emblemáticas, la visita de los Siete Altares durante el Jueves Santo. Más allá de la religiosidad, esta costumbre se ha consolidado como un auténtico paseo por el alma de la ciudad, entre calles coloniales, templos centenarios y el cálido ambiente de familias que caminan juntas reviviendo una costumbre que trasciende generaciones.
El Jueves Santo, dentro de la Semana Santa cristiana, conmemora uno de los momentos más íntimos y solemnes de la vida de Jesús: la Última Cena con sus discípulos, donde instituyó la Eucaristía y el lavatorio de pies como símbolo de humildad. En esta fecha, los fieles rememoran el inicio del camino de Cristo hacia su pasión y crucifixión.
La visita de los Siete Altares es una forma de acompañar simbólicamente a Jesús en los diferentes episodios que vivió esa noche, desde el huerto de Getsemaní hasta su encarcelamiento. Cada altar representa una estación de ese tránsito, y recorrerlos es una forma de meditación, recogimiento y también de comunidad.
En San Luis Potosí, esta tradición cobra un matiz muy especial. Se dice que tiene una conexión directa con los siete barrios originales que dieron vida a la ciudad, Tlaxcala, San Miguelito, El Montecillo, San Juan de Guadalupe, San Sebastián, Santiago y Tequisquiapan. Cada uno con su respectivo templo como centro espiritual, formando una especie de mapa de identidad histórica que se entrelaza con la fe.
Hoy en día, la mayoría de los templos que forman parte de esta ruta están ubicados en el Centro Histórico, lo que permite que los visitantes —ya sean devotos o simplemente curiosos— disfruten de un recorrido entre joyas arquitectónicas, rincones llenos de tradición y ese aire sereno que sólo se respira en estas fechas.
Caminar por el Centro Histórico durante este día es vivir un momento que mezcla devoción, turismo y cultura. Las familias potosinas, muchas de ellas con generaciones de hacer este recorrido, salen a las calles con respeto y alegría. Y aunque no seas creyente, la experiencia se vuelve conmovedora por el sentido de comunidad que se percibe en el ambiente.
Este año, aunque con ciertas restricciones sanitarias y recomendaciones de prevención, los templos han abierto sus puertas para mantener viva esta tradición. La invitación es clara: acudir en grupos pequeños, mantener la distancia y respetar los espacios sagrados.
Al final del recorrido, no hay mejor manera de cerrar esta vivencia que con el inconfundible sabor del pan tradicional que se vende a las afueras de muchos templos. Una delicia local que se ha vuelto parte del ritual no oficial de esta jornada.
Así que ya lo sabes, este Jueves Santo, no dejes pasar la oportunidad de vivir una de las costumbres más auténticas de San Luis Potosí. La ciudad te espera con sus puertas abiertas, sus altares encendidos y su historia palpitando en cada paso.