La elevada deuda pública de EU, que supera los 36 billones de dólares (32,5 billones de euros) y el hecho de que una parte relevante se encuentre en manos de inversores extranjeros, entre ellos de China, supone un flanco vulnerable para la política arancelaria del presidente Donald Trump.
Algunos analistas han vinculado la decisión de Trump de aplazar durante tres meses una parte de los aranceles anunciados con el repunte del interés de la deuda estadounidense que se había registrado en los últimos días.
Por ejemplo, los analistas de Renta4 apuntaban este jueves que la actuación del presidente de EE.UU. "podría estar condicionada por la negativa evolución" de los bonos estadounidenses.
Aunque justo después de anunciarse la nueva tanda de aranceles el rendimiento del bono a diez años había bajado del 4 % en el mercado secundario, en las siguientes sesiones inició una senda ascendente que lo acercó al 4,5 % horas antes de que Trump dejara en pausa los aranceles. En la sesión de hoy ronda el 4,3 %.
Los analistas consideran lógico ese primer movimiento de bajada, puesto que la deuda de EE.UU. se considera un 'activo refugio' en momentos de incertidumbre.
Ese descenso inicial de la rentabilidad -el interés que el Estado debe pagar a los inversores que le prestan dinero- encaja con una mayor demanda de deuda estadounidense: ante una mayor demanda, los precios de los bonos suben y, por lo tanto, el rendimiento baja, ya que se trata de parámetros que evolucionan en sentido contrario.
Lo que desconcertó a muchos analistas fue el repunte posterior de la rentabilidad, un movimiento que mostraba un menor apetito de los inversores por los bonos estadounidenses o, como han sugerido algunos, un aumento de las ventas por parte de los tenedores.
Es en este contexto en el que se plantea la posibilidad de que China, enfrentada a EE.UU. por los aranceles, esté detrás de esas ventas.
En este momento, la deuda pública estadounidense asciende a 36,2 billones de dólares (32,7 billones de euros), de los que 28,9 billones de dólares (26,1 billones de euros) están en poder de inversores, según datos oficiales.
Los 7,3 billones de dólares (6,6 billones de euros) restantes corresponden a compromisos y obligaciones contraídas por el Gobierno de EE.UU. con jubilados y otros beneficiarios de prestaciones.
Entre los grandes tenedores de bonos estadounidenses, destaca la Reserva Federal, el banco central de EE.UU., que posee en torno a 9 billones de dólares (8,1 billones de euros).
Los inversores extranjeros controlan en torno a 8,5 billones de dólares (7,7 billones de euros), según datos de Bloomberg.
Por países, el mayor tenedor es Japón, con 1,08 billones de dólares en deuda estadounidense, seguido por China (761.000 millones de dólares) y Reino Unido (740.000 millones de dólares).
El repunte del interés de los bonos estadounidenses resulta especialmente relevante porque el Gobierno de Trump debe refinanciar este año en torno a 9 billones de dólares (8,1 billones de euros) de deuda.
Cuando una emisión de bonos vence, es necesario devolver el importe invertido (el principal) a quienes los compraron, lo que obliga a captar nuevos fondos en el mercado.
Aunque la subida de la rentabilidad se había detectado en el mercado secundario (en el que se compran y venden bonos ya emitidos), esos incrementos suelen trasladarse a las emisiones primarias de deuda.
Teniendo en cuenta el volumen a refinanciar, cualquier variación de unas décimas implica un encarecimiento significativo de los costes de financiación.
En un informe publicado hoy, la gestora Aberdeen Investments subraya que el propio Trump ha reconocido "estar siguiendo de cerca" la evolución del mercado de deuda.
El informe recalca que reducir el coste de la deuda y facilitar su refinanciación ha sido "una prioridad" para Trump desde el inicio de su mandato.