Las represalias de Pekín a los aranceles de Donald Trump, que incluyen un gravamen del 84 % a las importaciones estadounidenses, impactarán de forma diversa sobre las empresas del país norteamericano, aunque a priori los sectores más golpeados serán la tecnología, la agricultura, la maquinaria o la aviación.
Las contramedidas de China también incluyen sanciones a determinadas empresas estadounidenses, restricciones a la exportación de tierras raras y la suspensión de ciertas importaciones agrícolas.
En 2023, China importó desde Estados Unidos bienes por valor de unos 150.000 millones de dólares, una cifra inferior a los 180.000 millones registrados en 2018, antes del primer episodio de la guerra comercial entre las dos economías más grandes del planeta.
Al margen de los efectos que la disputa arancelaria tenga sobre las cadenas de suministro -muchas compañías estadounidenses dependen de componentes y materiales importados desde China- y los precios, las tasas impuestas por Pekín tendrán un mayor impacto en las empresas que exportan a China directamente desde territorio estadounidense, como hacen Boeing, Qualcomm o AMD, y uno menor en aquellas que cuentan con cadenas internas integradas.
Es el caso de Apple (más del 95 % de los iPhones que vende en China se ensamblan en ese país), Tesla (su fábrica de Shanghái abastece sobre todo al mercado asiático) o Starbucks, que emplea proveedores y logística locales.
El sector agrícola y la aviación, grandes damnificados
El sector agrícola se perfila como uno de los más afectados por las represalias dado que China es el mayor mercado para muchos de los productos estadounidenses de ese tipo.
Aparte de los gravámenes del 84 % que Pekín anunció ayer, previamente había impuesto otro específico del 15 % para las importaciones estadounidenses de pollo, trigo y maíz, y uno del 10 % para las de soja, carne de cerdo, de vacuno, mariscos, frutas y lácteos.
Además, China suspendió las importaciones de sorgo de la empresa C&D -se alegan problemas de seguridad alimentaria- o de harina de carne y hueso de aves de American Proteins, Mountaire Farms y Darling Ingredients. Igualmente están canceladas las importaciones de productos avícolas de Mountaire Farms y Coastal Processing.
También sufrirá el sector estadounidense de la aviación, con Boeing como principal perjudicado. La empresa con sede en Arlington (Virginia) verá encarecerse el precio de sus aviones en comparación con el de sus dos principales rivales, la europea Airbus y la Commercial Aircraft Corporation of China (COMAC), que busca ganar terreno en el mercado doméstico con apoyo estatal.
Boeing se salvó de los aranceles durante el anterior episodio de la guerra comercial, en la primera presidencia de Trump (2017-21), pero sus ventas al gigante asiático van en descenso desde 2019. En 2022, el 25 % de las entregas internacionales de Boeing iban a parar a China, pero en 2023 la cifra había caído al 9 %.
Por otra parte, la escalada hará que empresas de todos los sectores (maquinaria, textil, electrónica, electrodomésticos) vean un encarecimiento de las piezas, materias primas e insumos que compran de China, con lo que afrontarán el doble de reto de trasladar parte de su producción y el de perder competividad en el mercado chino.
La tecnología, también en el punto de mira
Las represalias afectarán asimismo al sector tecnológico: el 40 % de las importaciones chinas de chips de alto rendimiento proviene de EE.UU., lo que impactará directamente en sectores como servidores y smartphones de alta gama.
Y es que China compra anualmente chips estadounidenses por un valor aproximado de 10.000 millones de dólares. De ellos, unos 8.000 millones son unidades centrales de procesamiento (CPU) ensambladas por la californiana Intel.
No en vano, el país asiático fue el mayor mercado de esta empresa en 2024, representando, según varias estimaciones, el 29 % de sus ingresos frente al 27 % de 2023, y sería otra de las grandes damnificadas.
Otros fabricantes como Broadcom, Texas Instruments y Micron también podrían verse afectados, ya que algunos de los chips que venden en China llegan directamente desde EE.UU.
Al margen, y aunque algunas empresas chinas son grandes compradoras de los chips de inteligencia artificial de Nvidia, estas importaciones no se verían tan afectadas, ya que son producidos y ensamblados en Taiwán por TSMC, y además Washington ya limitó previamente la venta a China de sus productos más potentes.
Otras compañías perjudicadas son fabricantes de drones (BRINC), aeronáutica (Novotech), maquinaria avanzada (Marvin Engineering Company) o radares (Echodyne), ahora restringidos o directamente prohibidos en China para impedir los intercambios en artículos de "doble uso" civil y militar.
Asimismo, empresas industriales y de ingeniería con fuerte exposición en el gigante asiático (Caterpillar, Deere & Co y AGCO, entre otras) también sufrirán por los aranceles, así como aquellas que fabrican equipamiento médico, como es el caso de Abbott y Medtronic.