Sin embargo, su alta transmisibilidad y las posibles complicaciones subrayan la importancia de una prevención eficaz, basada en la higiene y el aislamiento oportuno.
	 
	En México, la vigilancia de brotes y la educación a padres y cuidadores son esenciales para reducir el impacto de este virus, que, si bien no es nuevo, sigue siendo una causa frecuente de consulta pediátrica.
	 
	 
	¿Qué es el virus Coxsackie?
	 
	 
	El virus Coxsackie es un microorganismo perteneciente a la familia Picornaviridae, género Enterovirus. Existen dos grupos principales: Coxsackie A y Coxsackie B, cada uno asociado a distintas enfermedades y manifestaciones clínicas.
	 
	Este virus es una causa común de infecciones en niños, aunque también puede afectar a adultos. Su presentación más conocida es la enfermedad mano-pie-boca, pero también puede causar Faringitis, Conjuntivitis, Meningitis Viral y, en casos poco comunes, afecciones cardíacas.
	 
	El virus lleva su nombre por la ciudad de Coxsackie, Nueva York, donde fue aislado por primera vez en la década de 1940. Hoy en día, es un agente infeccioso prevalente, sobre todo en climas cálidos y durante los meses de primavera y verano.
	 
	 
	¿Cuáles son los síntomas del virus Coxsackie?
	 
	Los síntomas del virus Coxsackie pueden variar ampliamente según el subtipo viral y la edad del paciente. En general, el período de incubación es de tres a seis días, y los signos más comunes incluyen:
	 
	 
	Enfermedad Mano-Pie-Boca (más frecuente en niños menores de 5 años)
	Se manifiesta con:
	 
	Fiebre repentina
	Llagas dolorosas en la boca, lengua y garganta
	Erupciones o ampollas rojas en palmas de las manos, plantas de los pies y glúteos
	Malestar general y disminución del apetito
	Irritabilidad
	 
	 
	Otras manifestaciones clínicas incluyen:
	 
	Herpangina: fiebre, dolor de garganta y lesiones ulcerosas en el paladar y faringe
	Conjuntivitis Hemorrágica: enrojecimiento ocular, lagrimeo, dolor y secreción
	Meningitis Viral: rigidez de cuello, dolor de cabeza intenso, fiebre y vómitos
	Miocarditis o Pericarditis: (más común con Coxsackie B) dolor torácico, fatiga, palpitaciones
	 
	Es importante destacar que algunos casos pueden ser asintomáticos, lo que facilita la diseminación del virus sin saberlo.
	 
	 
	¿Cómo se transmite el virus Coxsackie?
	 
	La transmisión del virus Coxsackie es altamente contagiosa y ocurre principalmente por:
	 
	 
	Vía fecal-oral
	 
	 
	La vía fecal-oral es la ruta más común de contagio del virus Coxsackie en niños pequeños, quienes pueden contaminarse al llevarse objetos a la boca, compartir utensilios o al no tener una higiene adecuada tras ir al baño.
	 
	 
	Contacto directo
	 
	 
	Al entrar en contacto con secreciones de una persona infectada: saliva, moco nasal, líquido de ampollas o heces.
	 
	 
	Superficies contaminadas
	 
	 
	El virus puede sobrevivir en superficies por varias horas, facilitando su propagación en guarderías, escuelas y espacios públicos si no se realiza una correcta desinfección.
	 
	 
	A través del aire
	 
	 
	Aunque menos frecuente, puede transmitirse mediante gotas respiratorias al toser o estornudar.
	 
	El virus es más común entre los meses de marzo a septiembre en México, y su propagación es favorecida en ambientes con muchas personas, como jardines de niños y campamentos, como el reciente aumento de casos en el Estado de México.
	 
	Diagnóstico del virus Coxsackie
	 
	El diagnóstico del virus Coxsackie suele ser clínico, basado en la observación de los síntomas característicos, sobre todo en niños. Sin embargo, en casos atípicos o más graves, se pueden realizar pruebas adicionales:
	 
	Cultivo viral de heces, faringe o vesículas
	Reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para identificar el material genético del virus
	Análisis de sangre para valorar signos de infección o inflamación
	Electrocardiograma y Ecocardiograma, si se sospechan complicaciones cardíacas
	 
	No todos los casos requieren confirmación de laboratorio, pero sí es fundamental descartar otros diagnósticos cuando el cuadro clínico no es claro.
	 
	¿Cuál es el tratamiento del virus Coxsackie?
	 
	No existe un tratamiento antiviral específico para el virus Coxsackie. Al tratarse de una infección viral autolimitada, el abordaje terapéutico es sintomático y de soporte.
	 
	 
	El abordaje consiste en un manejo sintomático que incluye:
	 
	Antipiréticos para controlar la fiebre y el dolor
	Líquidos abundantes para evitar la deshidratación, especialmente si hay úlceras en la boca
	Anestésicos tópicos (como geles orales) para aliviar el dolor de las llagas bucales
	Reposo y aislamiento para evitar contagiar a otros
	 
	En pacientes con complicaciones (como Meningitis, Miocarditis o Deshidratación severa), puede requerirse hospitalización para tratamiento intravenoso, monitoreo y cuidados intensivos.
	 
	 
	¿Cuánto dura la enfermedad?
	 
	 
	La mayoría de los casos de infección por virus Coxsackie son leves y desaparecen en un plazo de 7 a 10 días sin mayores consecuencias.
	 
	Sin embargo, el virus puede seguir eliminándose en las heces hasta por varias semanas, por lo que es esencial mantener medidas de higiene incluso después de la recuperación.
	 
	Posibles complicaciones del virus Coxsackie
	Aunque poco frecuentes, algunas infecciones por Coxsackie pueden derivar en complicaciones serias como:
	 
	 
	Complicaciones neurológicas
	 
	Meningitis viral
	Encefalitis (inflamación cerebral)
	 
	 
	Complicaciones cardíacas
	 
	Miocarditis (inflamación del músculo cardíaco)
	Pericarditis (inflamación del revestimiento del corazón)
	 
	 
	Además de otras complicaciones como:
	 
	Onicomadesis (caída temporal de las uñas, común semanas después de la enfermedad mano-pie-boca)
	Deshidratación grave
	Convulsiones febriles en niños pequeños
	 
	Estas complicaciones son más comunes en personas inmunocomprometidas, lactantes o adultos mayores.
	 
	 
	¿Cómo prevenir el contagio del virus Coxsackie?
	 
	La prevención del virus Coxsackie se basa en medidas higiénicas y de aislamiento. No existe una vacuna disponible actualmente, por lo que estas acciones son clave:
	 
	 
	Higiene de manos
	 
	Lavarse frecuentemente con agua y jabón, sobre todo después de ir al baño, cambiar pañales o antes de comer.
	 
	 
	Desinfección de superficies
	 
	Limpiar juguetes, manijas, mesas y objetos de uso común con soluciones cloradas o alcohol.
	 
	 
	Etiqueta respiratoria
	 
	Cubrirse al estornudar o toser con el codo interno o un pañuelo desechable.
	 
	 
	Aislamiento
	 
	Evitar enviar a los niños a la escuela o guardería si presentan síntomas, para reducir el riesgo de brotes.
	 
	 
	Precauciones en lactantes
	 
	Evitar el contacto con personas enfermas, especialmente en los primeros meses de vida.
	 
	 
	¿Cuándo acudir al médico?
	 
	Es recomendable consultar a un Pediatra o Médico General si se presentan signos como:
	 
	Fiebre que no cede con antipiréticos
	Dificultad para alimentarse o beber líquidos
	Somnolencia excesiva o irritabilidad
	Rigidez de cuello o vómitos persistentes
	Dolor torácico o dificultad para respirar
	 
	 
	Una evaluación médica oportuna permite descartar complicaciones y brindar el manejo adecuado.