La impunidad en nuestro País, pareciera, empieza su retroceso, aún cuando el número de autoridades está rebasado en capacidad, los arrestos, decomisos, y desde luego, las personas que van a la cárcel, demuestran la renovación de las políticas de seguridad.
El camino es largo aún y, muy complicado. Las armas de cualquier calibre que circulan en México, es alarmante. Las personas cada vez tratan de protegerse frente a quienes lastiman nuestra integridad física y patrimonial. La recuperación de nuestras fronteras es tarea pendiente, una asignatura que tenemos que realizar entre todos en lo que nos corresponda.
La cultura del trabajo y el esfuerzo, es importante impulsarla desde nuestros hogares. Es importante darse cuanta que lo que viene rápido, rápido se va. Estar fuera de la ley, insulta el progreso de las personas y abate los ánimos para ser honestos. Esta es una batalla que tenemos que librar en favor de nuestra sociedad.
Del combate a la impunidad, la administración de justicia, apoyada en las normas que nos rigen, y que sea esta, de forma pronta, ayuda mucho al restablecimiento de la paz, el orden y, la disciplina que debe guardar una sociedad en cualquier parte del mundo, especialmente en nuestro País.
Lo que ha pasado la semana que termina entre todo, resalta el asesinato de dos masculinos a manos de una señora de setenta y dos años. La vida que le queda a ella, enferma y, buena parte de la de sus hijos, está ya, comprometida en el encierro, sea domiciliario para la septuagenaria o, con muchos años de cárcel a sus hijos.
La falta de confianza en las instituciones y la disminución en su credibilidad, entre mucho más, hace que pasen cosas tan llenas de desgracia, como la pérdida de vidas de estas personas. Recuperar nuestra vida institucional, es tarea de todos. Esperar respuestas de quienes gobiernan, es exigible.
Los crímenes de alto impacto, están siendo combatidos, ahora si, con inteligencia y certidumbre. Los habitantes de esta Patria nuestra, tenemos que hacer nuestra parte, respetándonos y respetando el valor máximo que tenemos: la vida.