Palabra que provine del latín sapídus, “aquel que puede y tiene conocimiento del sabor, de lo sabroso, todo aquello que tenga enjundia”, “sabio es aquel que no solo tiene conocimientos sino está lleno de virtudes”, “es el saber, tener sensibilidad y buen juicio, una mayor sensatez, para juzgar sobre las cosas, tener sentido común”. Estudiosos de la filosofía difieren a la inteligencia hacia un estado de conocimiento sin virtudes, como la observación y la aplicación del sentido común. “Una persona puede ser muy inteligente, pero al faltarle la experiencia de la observación de la vida, será solo un buen académico”. Del diccionario etimológico podríamos discernir de mil maneras, pero en resumen, el sabio es vasto, el inteligente es audaz.
Sin menospreciar, ni enjuiciar, mucho menospreciar a quienes en los medios de comunicación tradicionales, presentan como expertos y hasta sabios en tal o cual materia, hemos podido constatar que, podrán ser personajes de mucho estudio, académicos en alguna universidad de prestigio, funcionarios o exfuncionarios públicos, en sus épocas encumbrados en la sociedad, personajes inalcanzables, hoy nos damos cuenta que sus épocas gloriosas, donde sus palabras eran las de seguir, sus conclusiones y estudios eran la biblia misma, un compendio de instrucciones para conseguir metas dentro del gobierno o las grandes empresas, en fin, su conocimiento e inteligencia nadie se los quita, pero sus resultados fueron pobres y hoy con mayor razón a nada le atinan.
Durante mucho tiempo, se escucharon esas voces de inteligencia, pero no de sabiduría.
Escuchaba hace unos días a los ex presidentes del INE, haciendo mofa de la reforma judicial, con todos sus defectos, sus pifias y tal vez un posible fracaso, por mucha atención que puse, nunca ofrecieron nada para revertirla . Diferentes medios abren sus micrófonos para que sean escuchados, les preguntan sobre el proceso de elección y ambos defienden al organismo electoral, “que hace milagros”, “que tienen mucha presión de la Presidencia de la República”, “no hay dinero”, y al hacerles preguntas como… ¿usted que haría? Su silencio prolongado, para responder “debería quedar igual” ¿pero el Poder Judicial debe reformarse?, contestan “sí” pero no de esta forma, ¿Cómo?... Silencio nuevamente, “en un gran consenso nacional”. Así las respuestas, de quienes, en su tiempo dentro del poder, nunca pasaron por su mente realizar, promover, consultar, por una reforma judicial más justa y equitativa, mucho menos electoral, esa les da miedo.
Los agoreros de apocalipsis arancelario, economistas encumbrados, expertos doctores en comercio exterior, periodistas de cepa, todos con ganas de ver humillado al país frente a Trump, no hacían otra cosa que proponer a la presidenta Sheinbaum que aplicara, casi una economía de guerra, siempre bajo la réplica por columnistas de medios nacionales, ya los conoce usted. Y de pronto, como un servidor lo vaticinó, modestia aparte, dijimos que los productos, mercancías y servicios dentro de tratado de libre comercio, tendrían un arancel de 0%, por la sencilla razón que a los norteamericanos les convenia mayormente, sus productos que importan hacia nuestro país, alcanzan un promedio del 80% dentro del Tmec y los productos mexicanos fuera del Tmec son apenas el 12%, aclarando, que, el 88% aproximadamente de todas las mercancías que exportamos a Estados Unidos están dentro de tratado, es decir que el arancel del 25% sería para ese 12% de mercancías. Como los automóviles, si un auto fabricado en México, tiene 1000 piezas debe tener el 75% de piezas fabricadas en el mercado regional, dentro del tratado.
¡Ah! los expertos, sus voces de terror, como lloronas en el Rio Santiago…”se irán las armadoras”, “nearshoring estará desaparecido, ya no funcionará, será el fin de la economía mexicana”. Así se comportan los sabios neoliberales que por más que lo intentan, consiente o inconscientes, no dejan de suspirar por sus privilegios, anhelando en sollozos su amplia audiencia del pasado, que cada vez se diluyen por sus verdades a medias o mentiras totales.
Los titulares de los medios nacionales, casi todos de corte conservador, porque el PRI ya es conservador, aliados a una oposición, facciosa, embustera, cínica, narcisista y perdedora, no daban crédito a la noticia sobre los aranceles, casi esos medios, como eslabones de esclavos, uno atrás de otro, en primeras planas “Trump impone aranceles mundiales, México la libra”, repetidas veces, “México la libra”; no será que sus expertos reciben jugosas compensaciones, al igual que columnistas, para no reconocer su equivocación y reconocer al mismo tiempo la labor del Gobierno de la República. Para ellos, todo se dio por arte de magia. Seguramente continuarán las presiones, las amenazas del “trompudo anaranjado”, por lo del tema fentanilo, pero de ahí a no escuchar y hacerse los desentendidos, ya por consigna a ningún “experto” le dio por el reconocimiento aunque sea una “cierta labor de la presidencia”, eso es el ser mezquino.
De sabios e inteligentes, se llena el mundo, pero nadie confirma lo que dicen, mucho menos se les confronta a sus diatribas, normalmente llenas de mensajes mentirosos, inexactos, en ocasiones, cargados de odio y resentimiento.
Amable lector: hagamos un frente común contra la desinformación, sobre todo de aquellos que, por alguna razón, tal vez obvia, se les llaman intelectuales expertos, son personas informadas que utilizan su intelecto para modificar la realidad, según convenga a sus intereses, sobre todo económicos. Seamos más sabios que ellos.
Del terruño.
El alcalde capitalino continúa reparando sus (porque todo es él) calles y avenidas, por supuesto ya pavimentadas, abriéndolos para instalar drenaje nuevo. ¿Será delito la omisión?
¿Delito o persecución al periodismo? Un atentado contra la libertad de expresión, bajo el escrutinio público. Si a todo problema el gobernador del Estado ha prometido atender, debería comenzar a por lo menos tratar de esclarecer este caso. Por lo pronto al periodista Omar Niño nuestra solidaridad.
La crítica siempre es censurada, nunca es bienvenida, un mal del poder.