Martes 1 de Abril de 2025 | Aguascalientes.

Imaginar para lograr

Miguel Ángel Sosa | 30/03/2025 | 22:00

¿Y si la mente fuera un ensayo general antes de salir a escena? La visualización, esa práctica que consiste en imaginar con detalle un escenario deseado, ha dejado de ser exclusiva de atletas de élite o meditadores experimentados para convertirse en una herramienta de apoyo psicológico al alcance de cualquiera. Su uso, ampliamente documentado en deportes de alto rendimiento, ha demostrado que visualizar no es un juego de fantasía, sino una forma concreta de preparar al cerebro para la acción.
 
Desde hace décadas, psicólogos como Carl Simonton o deportistas como Muhammad Ali hablaron de los beneficios de ver el éxito antes de alcanzarlo. ¿Cómo se explica esto? Cuando imaginamos algo con suficiente realismo, las áreas cerebrales involucradas se activan como si estuviéramos viviéndolo realmente. El cuerpo se entrena, la mente se alinea, y la confianza florece. No se trata de “pensamiento mágico”, sino de una práctica con base neuropsicológica.
 
En la vida diaria, la visualización funciona como una brújula emocional. Al proyectarnos con calma y claridad en un futuro deseado, reducimos la ansiedad, regulamos el miedo al fracaso y aumentamos la motivación. ¿Cuántas veces hemos tenido éxito porque, antes de actuar, nos vimos triunfando? En psicología se le llama "ensayo mental", y se utiliza incluso en tratamientos para la ansiedad o en intervenciones cognitivas para mejorar el rendimiento.
 
No se necesita ser deportista profesional para usarla: estudiantes antes de un examen, profesionistas antes de una presentación importante o incluso alguien en proceso de sanación emocional pueden beneficiarse de visualizar su objetivo. La clave está en hacerlo con detalle, involucrando los sentidos, la emoción y un propósito claro. Como decía Albert Bandura, el pionero de la autoeficacia: “Lo que la gente cree que puede hacer afecta directamente lo que finalmente logra”.
 
Además, la visualización conecta con otros conceptos poderosos como la intención, la atención plena y la programación neurolingüística. ¿Qué ocurre cuando combinamos nuestras imágenes internas con emociones positivas, afirmaciones verbales y prácticas de concentración? Se genera un círculo virtuoso donde la mente se convierte en aliada, y no en saboteadora. No es que las dificultades desaparezcan, pero nuestra disposición interna mejora para enfrentarlas.
 
Existen ejercicios simples para empezar: imaginar cada mañana el día ideal antes de levantarse, o cerrar los ojos antes de una decisión difícil y proyectarse tomando la mejor elección. También se puede practicar de forma escrita, elaborando mapas de sueños o escribiendo cartas al "yo del futuro". Como toda herramienta psicológica, su efectividad crece con la constancia y la claridad emocional con la que se practica.
 
Visualizar no garantiza el éxito, pero lo vuelve más probable. En un mundo lleno de ruido externo y de incertidumbre, entrenar la mirada interna puede ser el primer paso hacia el cambio real. ¿Y si hoy empezamos a vernos como esa versión de nosotros que aún no existe, pero que ya habita en nuestra mente? Quizás no estamos tan lejos de alcanzarla.