Martes 1 de Abril de 2025 | Aguascalientes.

Zeus y el arte de construir ciudades

Jorge Chessal Palau | 26/03/2025 | 09:37

HABÍA HACE TIEMPO UN JUEGO para computadora que se llamaba “Señor del Olimpo: Zeus”, publicado por Sierra Entertainment, en el año 2000, y ambientado en la Grecia antigua, que no solo permitía construir templos o enfrentarse a criaturas mitológicas; también permitía pensar la ciudad como un organismo vivo, tan frágil como poderoso, tan impredecible como planeado.

QUIENES LO JUGAMOS aprendimos que una ciudad no se reduce a calles y edificios; en realidad es una compleja red de relaciones humanas, donde cada mercado, cada casa, cada taller, responde a una necesidad.

EL JUEGO COMENZABA CON UNAS pocas chozas y campesinos que pedían agua, trigo y trabajo. Poco a poco, todo se hacía complejo: había que construir templos para calmar a los dioses, gimnasios para entrenar soldados, escuelas para educar a los hijos del pueblo. Y también aparecían los errores.

PORQUE EL JUEGO CASTIGABA EL descuido. Una fuente mal colocada podía derivar en incendios; un almacén saturado detenía el comercio; una escasez de aceitunas desataba el hambre.

LA CIUDAD, COMO EN LA VIDA real, no perdonaba la improvisación. No bastaba con crecer: había que equilibrar.

EN ZEUS, NO SOLO SE CONSTRUÍAN ciudades; también se pensaban. Cada decisión urbanística encerraba una elección moral. ¿Privilegiar el centro con mármol y teatros, o invertir en los barrios periféricos, donde vive el campesinado? ¿Dar prioridad a la estética cuando el pueblo necesitaba más trigo?

ERA UNA VERSIÓN LÚDICA, PERO precisa, de los dilemas que enfrentan los planificadores urbanos, los alcaldes y los gobernantes. Y lo hacía sin discursos, sin ideologías, solo con lógica de consecuencias.

HABÍA ALGO EDUCATIVO: EL jugador no era un ser supremo sino un servidor de la ciudad.

EL ÉXITO NO RADICABA EN levantar estatuas monumentales, sino en ver cómo los ciudadanos caminaban satisfechos por las avenidas, cómo los coros resonaban en el teatro, cómo los comerciantes iban y venían con productos de lejanas tierras.

HOY, CUANDO NUESTRAS ciudades reales parecen desbordadas por la desigualdad, el caos vehicular, la gentrificación y el abandono de lo público, volver a jugar Zeus es como mirar un espejo idealizado.

NO PORQUE TODO FUNCIONE A LA perfección, sino porque nos recuerda que la ciudad es una construcción humana, con sus límites y sus posibilidades, en ocasiones escasas; que se necesita algo más que presupuesto para hacerla habitable, que se necesita visión, empatía y un compromiso con el bienestar común.

TAL VEZ SEÑOR DEL OLIMPO: Zeus no fue diseñado para enseñarnos urbanismo, pero lo hizo.

EN SU MAPA-ESCENARIO NOS ofreció una poderosa metáfora de lo que significa gobernar una ciudad: lidiar con lo imprevisible y lo planificado.

NOS ENSEÑÓ, SIN proponérselo, que la verdadera grandeza de una ciudad no está en sus murallas ni en sus estatuas, sino en la armonía de su vida cotidiana.

Y QUE, DESPUÉS DE TODO, construir una ciudad es construir una forma de vivir juntos.

@jchessal