"Tiene más vidas que un gato", dicen cuando alguien parece librar cualquier complicación vital. Pero, ¿qué implicaciones tiene ser inmortal? De ello habla la película Mickey 17, que estrena este jueves en México.
2054. Un ex candidato presidencial fracasado (Mark Ruffalo) busca llevar la civilización a otro planeta. La lista de candidatos que durante 4 años deberán viajar en el espacio, es muy restringida. Mickey (Robert Pattinson), quien tiene bastantes deudas, no ve otra salida. No sabe que es una misión suicida.
Este filme tiene varias infusiones temáticas: desde Pasajeros, sobre estancias prolongadas en naves; El Marciano, con pioneros intergalácticos, y Hechizo del Tiempo, sobre un loop existencial, amén de otras películas del propio director, como El Expreso del Miedo y Okja.
Bong Joon Ho, retoma el ambiente claustrofóbico de sus cintas (incluyendo a Parásitos) y de animales mágicos, tan poderosos como vulnerables, que conectan con otras realidades.
Todo resulta en una película original y satírica, en la que la premisa es la temporalidad y lo prescindible de la vida. El ser humano del futuro como un desechable conejillo de indias. Y la cuestión existencialista: ¿qué significa morir? ¿Y si ese adiós no fuera finito, sino reciclable, es distinto? Aparece también la sombra de Blade Runner y sus replicantes, en torno a la significancia de la duplicación.
No falta el mensaje político social: los líderes, inoculados contra el dolor y preocupación ajenos. Mark Ruffalo se roba las escenas como el ambicioso y vulgar Kenneth Marshall, y Toni Collette da pavor como su esposa.
Pero no habría Mickey sin Pattinson, un actor al que no podemos dejar de admirar por su atinadísima trayectoria. Aquí demuestra una gran vis cómica.
Mickey 17 es inteligente y excéntrica. Es una cruza de estilos y géneros, que permanece después de que se apaga la pantalla. Igual que el gato y sus múltiples vidas, tiene garra.