MORENA COMO PARTIDO político, tuvo una evolución muy importante en muy poco tiempo, apenas se fundó para las elecciones del 2015 y 3 años después alcanzó no solo la Presidencia de la República, sino que logró mayorías aplastantes en las Cámaras del Congreso de la Unión y comenzó su consolidación al lograr gran parte de las gubernaturas en juego desde aquel 2018.
ESTOS LOGROS ELECTORALES tienen varias explicaciones, la primera y más importante, fue el hartazgo social que se vivía ante la frivolidad del gobierno peñista, por otro lado, la alianza de facto de gobierno que se generó por décadas entre el PRI y el PAN, aunque posteriormente el PRD se incluyera de manera formal como parte del Pacto por México.
Y SIN DUDA ALGUNA, EL OTRO factor determinante para la consolidación de Morena, fue el pragmatismo político que caracterizó al expresidente López Obrador, a partir de la derrota electoral del 2006, en la que él mismo reconoció como causa de su fracaso, su determinación de no negociar con fuerzas políticas en razón de su convicción, esto último particularmente con la propuesta de alianza de la entonces lideresa magisterial Elba Esther Gordillo.
EL PRAGMATISMO DE MORENA se evidenció de forma considerable en el 2018, es el año en que fuimos testigos de la conversión de liderazgos de todas las fuerzas políticas, sin importar su procedencia, ideología, convicción e incluso pasado.
En aquel 2018 los operadores políticos de Elba Esther Gordillo trabajaban a favor de la “transformación” propuesta por el lopezobradorismo, un sin número de priistas y panistas inconformes pasaron a formar cuadros que participaban en espacios privilegiados, Germán Martínez Cázares, Manuel Espino, Gabriela Cuevas, Miguel Ángel Chicho Herrera y la lista puede seguir.
EL PRAGMATISMO DE LÓPEZ Obrador no solo llegó a las elecciones 2018, semanas después, para la consolidación de las mayorías legislativas fraguó una alianza con el partido que de origen, según sus propias declaraciones, era la antítesis de lo que él representaba, y continuó drenando a los partidos de oposición, migrándolos a Morena o a sus partidos satélites.
CONFORME AVANZABA EL calendario electoral, el pragmatismo de López Obrador llevó a las candidaturas a las gubernaturas impresentables de la política, el ejemplo más claro lo vivimos en San Luis Potosí, con la nominación de Mónica Rangel como candidata, pese a los señalamientos de corrupción que pesaban sobre ella y que, además, seguía perteneciendo al gabinete de Juan Manuel Carreras López, quien se ostentaba como gobernador priista.
EL 2024 NO FUE LA EXCEPCIÓN del pragmatismo morenista y sus aliados, en las elecciones se sumaron al proyecto “transformado” priistas como Alejandro Murat, Juan Carlos Ramírez Marín, Eruviel Ávila, Alejandra del Moral y otros tantos más, todos ellos cercanos a la política peñista.
Y PESE A LA sobrerrepresentación con la que llegaron al Poder Legislativo, no alcanzaron la mayoría calificada, por lo que fueron en busca de los votos que faltaban, dos del PRD y el más polémico, el de Miguel Ángel Yunes de Veracruz, quien solo unos años antes habían polemizado, llegando incluso a cuestionar la salud mental del entonces candidato presidencial López Obrador.
ESTA DECISIÓN DEL MORENISMO de sacrificar identidad por pragmatismo, no solo los llevó a ser una especie de barredora de basura de cuadros políticos, sino que ahora se entrampan porque no saben cómo justificar la adición de abogados que defienden narcotraficantes, parientes de estos últimos que juegan a la política y demás liderazgos que se enraízan y hacen que simplemente Morena sea un híbrido político que ni ellos mismos pueden controlar.
CUANDO LLEGÓ MORENA AL poder en el 2018, su principal reto era la consolidación como movimiento, cómo hacer que los liderazgos que venían de la lucha en la calle entendieran que ahora eran el gobierno, y con ello asumir sus responsabilidades; pero conforme pasa el tiempo, el reto ya no solo es la consolidación, sino encontrar la coexistencia de tantas visiones que el pragmatismo unió en la búsqueda por conservar cotos de poder.
HOY MORENA TIENE QUE SALIR A dar la cara ante una sociedad que le cuestiona la unión con personas vinculadas con el crimen organizado, pero también ante sus militantes que cuestionan la afiliación de figuras que representan para lo que el núcleo del mismo partido denominaba ‘la mafia del poder’.
AHORA LA CRISIS QUE VIVE EL partido no solo llega a un tema de rendición de cuentas, sino que empieza a hacer mella en el liderazgo de la presidencia a cargo de Claudia Sheinbaum Pardo, quien, para no romper las alianzas políticas, tiene que ceder en cuestiones fundamentales de su proyecto, el último caso, la reforma al nepotismo.
CLAUDIA SHEINBAUM TRATA DE mostrar una sana distancia con el partido, dejando de manifiesto que son dos liderazgos diferentes, pero la realidad es que las imágenes del panorama político muestran un partido que trafica con impunidad a cambio de garantizar seguir siendo la principal fuerza política del país.
CLAUDIA SHEINBAUM ES LA primera mujer en ocupar la presidencia, es una política que llegó con un poder impresionante, pero también pesa sobre ella la innegable realidad de necesitar traicionar sus convicciones, para seguir en la lógica del pragmatismo como forma de hacer política, aunque ello implique, como diría Joaquín Sabina: brindar con el diablo a su salud.
@josesolisb