Lunes 3 de Marzo de 2025 | Aguascalientes.
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Bosque de Agua, tierra de grupos criminales

Agencia Reforma | 26/02/2025 | 09:40

El asesinato de 5 integrantes de una planilla que contendía por el Comisariado de Bienes Comunales de Huitzilac, Morelos, registrado el pasado 13 de enero, no es más que uno de los más recientes, y uno de los más graves, de una larga cadena de incidentes de violencia en el corazón del Bosque de Agua, un corredor biológico vital para el centro del país.
 
 Los integrantes de la Planilla Morada, entre ellos Silvia Hernández Meza, plantadora de árboles de Navidad y reconocida ambientalista, a quien la propia Comisión Nacional Forestal (Conafor) reconoció su "amor, dedicación y esfuerzo por la protección de los recursos forestales de su región", fueron asesinados ese día durante un acto proselitista en el barrio de La Purísima.
 
 Su muerte constituye un nuevo llamado de atención sobre la violencia crónica que padece una zona clasificada como crítica en materia de tala ilegal de los bosques, con un largo historial de ataques a ambientalistas y presencia de diversas expresiones de la delincuencia organizada, incluyendo el secuestro y asaltos carreteros.
 
 Dos habitantes de la zona del Parque Nacional Lagunas de Zempoala, uno (de Huitzilac, en Morelos, y de Ocuilán respectivamente), en Estado de México, comparten, bajo condición de anonimato, sus testimonios del saqueo de recursos forestales y el clima de violencia en el Bosque de Agua.
 
 Coinciden en que los operativos de combate a la tala no han logrado frenar la actividad ilegal, en que las comunidades viven en un permanente estado de temor, en que transitar por los caminos se ha convertido en un riesgo y en que se requieren acciones gubernamentales para terminar con la inseguridad y para ofrecer opciones a los jóvenes que están siendo reclutados por el crimen organizado.
 
LOS TESTIMONIOS Hutzilac: Bajo amenaza
 
 En Morelos todo empezó de hecho con el huachicol. Las bandas se armaron e involucraron a menores de edad, sin que la autoridad los frenara. Se acabó cuando cerraron el ducto de la Ciudad de México a Morelos, pero luego hubo situaciones de despojo, de asaltos en carreteras, secuestros.
 
 Se reestructuraron las bandas y empezaron con la tala.
 
 Las bandas ya organizadas, con armas y todo un equipo de comunicación táctica, involucraron a los jóvenes, facilitándoles el acceso a la droga.
 
 Prácticamente se han acabado el bosque de Huitzilac y están talando hacia San Juan Atzingo y hacia el Ajusco y Topilejo.
 
 Hace seis meses, hace un año, hubo operativos muy fuertes por parte de la Guardia Nacional y el Ejército, pero solamente fueron una pantalla. Hay aserraderos que han permanecido trabajando continuamente desde hace como tres años.
 
 Aquí en Huitzilac sí hay un cuartel, pero no hay una revisión continua. De repente ponen puntos de revisión, pero solo por una hora y se mueven. Y cuando se mueven es cuando bajan los talamontes. Tampoco revisan el total de vehículos, nada más algunos al azar.
 
 Yo he observado en las revisiones la forma de operar de los guardias, que es hasta ingenua.
 
 Obviamente, todos los ambientalistas hemos sido amenazados, en alta o baja intensidad. Había habido amenazas, pero nunca pensamos de verdad que pudiera llegar a este grado.
 
 El proyecto de la Planilla Morada tenía la simpatía de la gente. Si alguien iba a ganar era la Morada, por la gente que la había conformado por los trabajos que cada integrante en lo particular estaba desarrollando.
 
 Los que lograron sobrevivir están muy asustados y no quieren participar.
 
 Por parte de la Procuraduría Agraria han seguido los trámites. Las planillas que estaban participando eran siete, y las seis restantes, a pesar del duelo que había y que se estaba viviendo en este momento, se reunieron el 17 de enero con la Procuraduría Agraria para darle continuidad a esta elección, que es el 2 de marzo, como si no hubiera pasado nada.
 
 Y los familiares están desmoronados, desmoralizados, porque no han encontrado eco en sus reclamos.
Nosotros creemos que la mano que tomó las decisiones es la de la delincuencia organizada. No querían que este grupo de ambientalistas llegaran a tomar las riendas de las decisiones en la comunidad.
 
 Aquí en Huitzilac estamos muy marcados, muy señalados, quienes estamos interesados en este tema del medio ambiente.
 
 No entiendo por qué el gobierno no interviene de forma radical ante esta situación.
 
 Sin investigar, sin preguntar mucho, aquí todos saben dónde están los aserraderos, aquí todos saben quiénes son los que talan. ¿Cómo es posible que el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, el Gobierno, con todo el poder que tienen, con sus recursos, no hagan algo en contra de esto?
 
 No hubo detenidos por el delito del huachicol y no hay hasta el momento detenidos por tala clandestina. Eso envalentona a las mafias, a los grupos que se han armado.
 
 Vienen, desmantelan el aserradero y al otro día ya lo están armando otra vez. Mientras no se aplique la ley, se incrementen las penas o se apliquen las existentes, se haga lo que sea, así nos paremos de cabeza, esto va a continuar.
 
 Ocuilán: En sus narices
 
 Justo en Lagunas de Zempoala hay un destacamento de la Guardia Nacional, pero sucede que incluso están talando a un lado y ellos dicen que no tienen instrucciones, que no pueden hacer nada. Es totalmente impune la cuestión.
 
 La comunidad de San Juan Atzingo estuvo pagando, de su bolsa, el hospedaje permanente de un destacamento de la Guardia Nacional en Santa Marta. Rentó un hotel para que estuviera la Guardia Nacional.
 
 Y al principio estaba un comandante que sí le entraba, junto con sus elementos. Pero de un momento a otro le dijeron que ya no podía seguir y lo cambiaron de lugar. Mandaron a alguien más y en sus narices pasaban los cargamentos y no hacía nada. Nosotros le decimos "fíjate", y respondía "es que no tengo instrucciones".
 
 En una ocasión, en La Cima, donde se supone que debe haber un punto de inspección, venía con una compañera y se nos descompuso el carro a las 7 de la noche. Presenciamos perfectamente cómo era todo el proceso del acarreo de talamontes, de los halcones, de cómo llegaban los camiones de paperos (comerciantes de papa) a confundir la carga.
 
Esa es nuestra realidad. La gente de verdad baja desnuda, baja violentada, si es que baja de esa región, y no hay a quien pedirle ayuda.
 
Es además una zona en donde no hay comunicación telefónica. ¿Por qué?, quién sabe. No hay comunicación, ni siquiera de radio. No hay torres, no hay nada.
 
Hemos ido a recoger a nuestra gente casi muerta de los ataques de los talamontes en esas carreteras y no hemos tenido cómo comunicarnos.
 
Es súper grave lo que está pasando allí. Y nos damos cuenta de que aunque haya policía no cambia nada.
 
 Últimamente pusieron a unos del Estado de México y hasta un enfrentamiento tuvimos porque estaban protegiendo a los talamontes para que se llevaran la madera. Solo dijeron: "pues es que alguien lo tiene que hacer".
 
 Los gobiernos tienen que empezar a detectar hasta donde está la maraña, con investigaciones serias.
 
 Y esta parte que están intentando también como de armonizar las leyes pues es importante, y hacerlas cumplir, porque ese es el problema.
 
 De repente la Fiscalía dice que lo que hace la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) no sirve, y la Profepa de repente no entiende cómo opera la Fiscalía.
 
 Y luego los operativos regularmente son flores de un día, vienen y lo único que hacen es hacer más presión en el bosque. ¿Por qué? Porque al no haber detenidos, las personas que están haciendo el delito incluso nos han dicho "ah, pues que nos quiten el aserradero, el monte paga". Y así, si ese día quitaron 100 árboles, pues mañana quitan 200 para comprar la nueva maquinaria.
 
 Y obviamente hace falta fomentar un verdadero manejo forestal y el desarrollo de las comunidades, porque lo que han hecho es que nuestra gente, nuestros chavitos ni estudian, no están educados, luego están todos drogados. No tienen futuro, no tienen esperanza, no tienen causa.
 
 Los muchachos que están en la tala, de verdad es bien triste. Unos los ve y están totalmente sumergidos en la estupidez de las drogas. Y luego dicen: "qué más da, no tenemos nada, lo mismo da que nos agarren o nos maten".
 
 Hay alguien que está beneficiándose y si matan a cinco de esos chamacos, pues hay otros tantos.
 
 Lo que estamos pidiendo es ya no más impunidad.