Sábado 22 de Febrero de 2025 | Aguascalientes.
espectáculos

Memorias de un caracol. Un viaje transformador entre luces y sombras

Milenio | 22/02/2025 | 11:04

En un mundo donde la animación suele ser sinónimo de infancia, Memorias de un caracol (Memoir of a Snail) se abre paso con su delicada melancolía y su feroz honestidad. La película de stop-motion, dirigida por Adam Elliot y nominada al Oscar a Mejor Película de Animación, es una historia sobre las pérdidas acumuladas, sobre aquellos duelos que se convierten en objetos, de cicatrices visibles, pero, también las invisibles.

Elliot, maestro de la plastilina, construyó un universo en el que cada detalle palpita con humanidad. Su protagonista, una niña introvertida que ama los caracoles, navega las mareas del duelo, la depresión y los ecos de la terapia de conversión, una práctica cruel que aún persiste en el mundo. La historia, lejos de ser un cuento de hadas, es una carta abierta al dolor y la resiliencia, moldeada con la misma paciencia con la que se modela la arcilla.

En Memorias de un caracol, las terapias de conversión no son solo un recuerdo doloroso, sino una cicatriz que el personaje lleva consigo, como tantas otras acumuladas en el tiempo. Elliot aborda el tema con la sensibilidad que caracteriza su cine, exponiendo la crueldad de una práctica que intenta moldear identidades como si fueran plastilina. “No funciona”, explicó el cineasta, “es como intentar cambiar el color de los ojos de alguien”.

Para Elliot, la historia nació de una pérdida: hace ocho años, “mi padre falleció y dejó tras de sí un caos de garajes repletos de objetos”. Entre el enojo y la nostalgia, el director encontró una pregunta: ¿Por qué acumulamos? Su búsqueda lo llevó a psicólogos, libros y testimonios, descubriendo que la acumulación extrema es a menudo un refugio para quienes han sufrido la pérdida de un ser querido. E hizo una historia sobre ello.

Memorias de un caracol no solo habla de duelo, sino también de la resiliencia de quienes han sido marginados, como su amiga que nació con labio leporino y encontró su camino en el mundo del diseño de moda, “cuando era niña, tuvo que someterse a muchas operaciones y sufrió de acoso escola —explicó el realizador—, pero creció y se convirtió en una adulta segura de sí misma y exitosa. Ahora es diseñadora de moda en Londres”

A pesar de competir con gigantes como Inside Out 2, Elliot sabe que su lugar en los Oscar “es el de David contra Goliat”, pero su cine, con la misma paciencia con la que se moldea la arcilla, ha resistido el paso del tiempo. El corto animado Harvie Krumpet le dio su primera estatuilla hace 21 años y Mary & Max lo convirtió en una referencia del cine animado para adultos. Hoy, Hollywood le ofrece proyectos, pero él prefiere crear sus propias historias.

Su nuevo proyecto es una road movie en plastilina, su propia versión de Thelma & Louise, Tal vez, incluso, con la voz de Meryl Streep, “eso si ella acepta el personaje”, dijo Elliot con una enorme sonrisa. Mientras ese futuro llega, Memorias de un caracol sigue su camino: una película hecha de recuerdos, pérdidas y supervivencia, que nos recuerda que la animación no es un género, sino una forma infinita de contar historias.