El proceso contra Jair Bolsonaro ya está en marcha en la Corte Suprema de Brasil, que este miércoles notificó al expresidente de la denuncia de la Fiscalía que lo acusa de "liderar" un complot golpista para anular la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de 2022.
Las defensas del líder ultraderechista y de los otros 33 acusados de participar en el intento de golpe tienen ahora un plazo de 15 días para presentar alegaciones.
Mientras, el exmandatario se reunió hoy con un grupo de parlamentarios aliados y en sus redes sociales se declaró víctima de "un régimen autoritario" similar al que viven, según él, Venezuela y Nicaragua.
Próximos pasos
Pero los tiempos de la Justicia han empezado a correr y Bolsonaro está a un paso de sentarse en el banquillo por cinco delitos, entre ellos "tentativa de abolición violenta del Estado Democrático de Derecho", "golpe de Estado" y "organización armada para delinquir", por los que puede ser sentenciado a 40 años de prisión.
Una vez se pronuncien las defensas, el juez Alexandre de Moraes, instructor del caso, llevará la denuncia a sus colegas de la Primera Sala del Supremo, formada por cinco magistrados de perfil progresista que decidirán si abren juicio contra el ex jefe de Estado (2019-2022).
Fuentes judiciales prevén que el juicio terminará este mismo año, a fin de evitar entrar en 2026 con la causa abierta y contaminar el ambiente electoral de cara a las presidenciales de octubre de ese año.
La abogada Eloísa Machado, profesora de Derecho en la Fundación Getulio Vargas (FGV), afirmó a EFE que el Supremo tiene "capacidad institucional" suficiente para juzgar el caso en este 2025.
La especialista considera que la denuncia trae indicios "de sobra" que incriminan a Bolsonaro.
"La denuncia es muy consistente y detalla el propósito de mantener a Bolsonaro en el poder a cualquier coste", analiza.
Un intento de golpe que empezó en 2021
Según la denuncia, Bolsonaro se rodeó del núcleo duro de su Gobierno y de militares de alto rango, como el excomandante de la Marina Almir Garnier Santos, para poner en marcha "un plan criminal" con fines golpistas.
El complot empezó a fraguarse en 2021, cuando el Supremo anuló las condenas por corrupción a Lula, lo que le permitió recuperar sus derechos políticos y poder presentarse a las elecciones de 2022, en las que venció a Bolsonaro.
Con su derrota en las urnas, Bolsonaro buscó "encontrar una forma de convencer a las Fuerzas Armadas a adherirse al golpe", según la declaración de su antiguo ayudante personal, el teniente-coronel Mauro Cid.
La confesión del exedecán, que el Supremo hizo pública este miércoles, ha sido clave para la investigación.
El supuesto golpe incluía decretar el estado de sitio, anular las elecciones y establecer "un nuevo orden".
Según Cid, Bolsonaro participó en la redacción de un borrador de decreto para hacer realidad ese escenario y que incluso se lo presentó a la cúpula militar en diciembre de 2022.
Los acusados también plantearon el asesinato por envenenamiento de Lula.
Según la Fiscalía, Bolsonaro tuvo "pleno conocimiento" de ello y "aceptó" llevar a cabo el magnicidio. Nada se materializó.
Aunque como colofón, hubo un último intento a la desesperada el 8 de enero de 2023, con Lula ya en el poder, cuando miles de radicales de extrema derecha invadieron de forma violenta las sedes de la Presidencia, el Supremo y el Parlamento.
Por ese episodio, el Supremo ha condenado ya a cerca de 400 personas por delitos similares a los que puede enfrentar Bolsonaro.
Lula apela a "la presunción de inocencia"
La denuncia ha llegado con el país a las puertas de su gran fiesta, el carnaval, y provocado multitud de reacciones.
Lula recordó hoy en una rueda de prensa junto al primer ministro de Portugal, Luis Montenegro, de visita oficial en Brasil, que Bolsonaro tiene "derecho a la presunción de inocencia", pero agregó que si es culpable deberá "pagar por sus errores".
Bolsonaro acusó a las autoridades del país de imponer un "régimen autoritario".
"El manual es bien conocido: fabrican acusaciones vagas, dicen estar preocupados por la democracia o la soberanía y persiguen a los opositores", sentenció.
Sus aliados más fieles lo han arropado sin fisuras. El gobernador de São Paulo y antiguo ministro de Infraestructura de Bolsonaro, Tarcísio de Freitas, le entronizó como "el principal líder político de Brasil".
"Estamos juntos, presidente", afirmó en sus redes sociales De Freitas, apuntado como posible sucesor de Bolsonaro, quien, pese a sus problemas judiciales y su inhabilitación política, se ve candidato en las elecciones de 2026.