La caída en la producción de las plantas hidroeléctricas de México registrada en 2024 a causa de la sequía puso en evidencia la vulnerabilidad del sistema de generación en el País, se señala en un informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE).
Difundido el pasado viernes, el informe Electricidad 2025, Análisis y Previsión hasta 2027, indica que México enfrentó el año pasado escasez de suministro durante períodos de elevada demanda, en medio de olas de calor y baja generación en presas,
En mayo, detalla, el país registró un aumento inesperado en la carga eléctrica, que alcanzó un récord de casi 50 gigavatios (9 por ciento más que el pico de 2023), lo que provocó cortes escalonados de suministro en 22 estados.
El desabasto, indica, fue resultado de un margen de reserva insuficiente, agravado por la escasez de agua.
"Las investigaciones apuntaron a una combinación de factores, entre ellos una planificación de mantenimiento inadecuada, limitaciones de infraestructura y la incapacidad de satisfacer la creciente demanda con la capacidad existente. Estos eventos pusieron de relieve las vulnerabilidades del sistema eléctrico y la urgente necesidad de invertir en medidas de fiabilidad", subraya.
La demanda de electricidad en México, señala, aumentó 2.7 por ciento en 2024, impulsada por el crecimiento demográfico y por el aumento de la actividad industrial.
La generación a partir de gas en plantas de ciclo combinado cubrió la demanda adicional.
En tanto, las condiciones de sequía redujeron la producción de las grandes plantas hidroeléctricas del país, que, remarca el informe, son fundamentales para la flexibilidad del sistema y para satisfacer la demanda máxima.
"Esta escasez prolongada de agua ejerció una presión adicional sobre otras fuentes de generación y destacó la importancia de mejorar la gestión de los recursos hídricos", indica.
La AIE considera que las estrategias previstas en el Plan Nacional de Energía (PNE), presentado en noviembre pasado por la nueva administración federal, podrían ayudar a abordar los desafíos en materia infraestructura energética de México, incluidas las limitaciones financieras y los obstáculos regulatorios que anteriormente han obstaculizado el progreso.
"El plan estipula que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) mantendrá una participación mínima del 54 por ciento en nuevos activos energéticos, mientras que se alienta la inversión del sector privado para el 46 por ciento restante, en particular en proyectos de energía renovable", destaca.
"Las asociaciones público-privadas desempeñarán un papel central, y se priorizará el desarrollo de la energía eólica y solar para satisfacer la creciente demanda. Para atraer la inversión privada, el gobierno se ha comprometido a agilizar los procesos regulatorios y abordar los obstáculos burocráticos".