Irán calificó este domingo de “infundadas e irresponsables” las acusaciones hechas recientemente por los ministros de Exteriores del G7 sobre el comportamiento “desestabilizador” de la República Islámica en Oriente Medio y su programa nuclear.
“Las acusaciones hechas contra nuestro país son infundadas e irresponsables”, afirmó el portavoz del ministerio iraní de Exteriores, Ismail Baghaei, en un comunicado.
El diplomático iraní consideró “ridículo” acusar a Irán de tener un comportamiento “desestabilizador” en la región y recordó el apoyo militar, financiero y político de los países miembros del G7, especialmente Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania y Reino Unido a Israel durante la guerra en la Franja de Gaza.
“El retorno de la estabilidad y la seguridad a la región de Oriente Medio requiere el fin de las políticas intervencionistas de estos países en los asuntos regionales”, sostuvo Baghaei.
Los ministros de Exteriores del G7 condenaron el sábado en una declaración conjunta las acciones “desestabilizadoras” de Irán, incluidos su rápido avance en el enriquecimiento de uranio y su apoyo “a las organizaciones terroristas y grupos armados en todo el Oriente Medio y el Mar Rojo”, en alusión a los palestinos de Hamás, Hizbulá de Líbano y los hutíes de Yemen, entre otros, que conforman la alianza antiisraelí 'Eje de la Resistencia', liderada por Teherán.
Asimismo, repudiaron la proliferación de misiles balísticos y drones por parte de Teherán y su suministro a Rusia, y “la violación de los derechos humanos fundamentales” en Irán.
Baghaei rechazó todas las afirmaciones y enfatizó el “derecho legítimo y la responsabilidad legal” de la República Islámica de defender al pueblo, la integridad territorial y la soberanía nacional de Irán ante cualquier amenaza o agresión.
“Las capacidades de defensa de la República Islámica de Irán, además de garantizar la seguridad nacional del país, están en consonancia con la paz y la seguridad de la región”, aseveró.
El portavoz de la diplomacia iraní además descartó cualquier duda sobre la naturaleza pacífica de las actividades nucleares de su país y dijo que su programa atómico se lleva a cabo acorde con los derechos y obligaciones internacionales de Irán bajo el Tratado de No Proliferación (TNP) y el Acuerdo de Salvaguardas.
Tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear en 2018, Irán enriquece uranio muy por encima de lo permitido y ya posee 182,3 kilos enriquecidos al 60 % de pureza, cercano al uso militar del 90 %, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Sin embargo, las autoridades iraníes aseguran que no buscan desarrollar armas nucleares, afirmando que una fatua (decreto religioso) del líder supremo del país, Ali Jameneí, prohíbe la fabricación de armas de destrucción masiva.