El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha llamado este sábado a celebrar en Kiev una gran reunión el 24 de febrero de todos los aliados de su país, “desde España a Finlandia” y “desde Washington a Tokio”, para delinear una posición común ante la controversia creada por el impulso a las negociaciones de paz dado por el presidente de EEUU, Donald Trump.
“Estamos trabajando ya para hacer posible que el 24 de febrero, en el tercer aniversario de la invasión rusa a gran escala, nos podamos reunir en Kiev y en línea todos los líderes europeos, todos los socios clave que defienden nuestra seguridad (...), dijo Zelenski en un discurso pronunciado en la Conferencia de Seguridad de Múnich en el que pidió unidad entre Europa y EEUU.
El presidente ucraniano agregó que la gran reunión que propone “debe resultar en una visión clara de nuestros próximos pasos sobre la paz, las garantías de seguridad y el futuro”.
Zelenski ha sido uno de los grandes protagonistas de la Conferencia de Seguridad de Múnich que comenzó el viernes y termina este domingo.
En este marco, el presidente ucraniano por primera vez se reunió con dirigentes de la administración Trump y anunció que el representante especial de EEUU para la guerra rusa en Ucrania, general Keith Kellogg, visitará en breve Kiev para proseguir los contactos.
Zelenski insistió en su alocución en que Ucrania sigue aspirando a entrar en la OTAN pese a la oposición de la nueva administración de EEUU a esta idea.
"Ahora mismo el miembro más influyente de la OTAN parece ser (el presidente ruso, Vladímir) Putin", afirmó Zelenski, quien lamentó que Ucrania no sea invitada a la Alianza Atlántica por la oposición del jefe del Kremlin.
El presidente ucraniano afirmó que, de ser admitida en la Alianza, Ucrania podría sustituir a las tropas de EEUU que ahora están desplegadas en países europeos de la OTAN para garantizar su seguridad.
Si el país no es aceptado en el club atlántico, continuó Zelenski, será necesario crear una OTAN a pequeña escala, con soldados de países aliados, dentro de Ucrania, para vigilar las fronteras con Rusia y Bielorrusia ante la amenaza de una nueva agresión militar de Putin después de esta guerra.