En el universo interno hay dos caminos. Uno que lleva hacia un laberinto oscuro, en dónde nos olvidamos de nuestro origen lumínico y otro que es expansivo y en el que no nos separamos jamás, del amor y Unidad que realmente somos. Constantemente podemos abrir una de las dos puertas. La primera hacia los vicios y la segunda hacia las virtudes.
El ego, necesario en este plano, pues es el vestido con el que exploramos este mundo terrenal, puede estar al servicio de esa Voz de la Conciencia, que es la que nos guía a la segunda puerta o puede distorsionarse y convertirse en el guía que nos lleve al laberinto oscuro, hacia las profundidades del olvido.
Entonces en nuestra psiquis suenan dos melodías. Una que emite la voz del ego y otra que canta la voz de la Conciencia. Es bien sabido que a la que alimentemos más o bien escuchemos mejor, va a crecer.
Bien lo dijo Jung “Si miras hacia afuera sueñas, si miras hacia adentro, despiertas.” Si nos identificamos con el ego, somos personajes de este teatro terrenal. Si nos identificamos con la voz interna de la Conciencia, del Espíritu, del Amor, de nuestra conexión con el infinito cosmos, entonces, despertamos. Somos Almas eternas, perfectas, bellas e infinitas habitando un momento en un cuerpo físico, aquí en la bella tierra.
No somos nuestros pensamientos, ni emociones, ni cuerpo, ni lo que los demás piensan de nosotros. Cuando lo sabemos, entonces, ya no dependemos de la aprobación externa, de las circunstancias o del trabajo arduo en lograr aparentar y ser aceptados por el dogma del momento. Las copias para pertenecer y encajar son del universo del ego y la autenticidad se manifiesta a través de escuchar la voz de la Conciencia.
Esto lo experimentamos diariamente en relación a nuestras decisiones respecto a los hábitos. ¿Elijo comer chatarra o medicina de la tierra? ¿Comida procesada y sin nutrientes o un delicioso plato de verduras? ¿Invierto mi dinero en libros con contenido nutritivo o en sustancias adictivas? ¿Venzo la pereza y me animo a hacer ejercicio (uno que me guste) o veo videos sin contenido para matar al tiempo?
¿Asisto a un evento de autoconocimiento o me reúno con otros a participar en hacer crecer chismes, injurias y críticas destructivas a otros(as)? ¿Limpio y ordeno mi casa o vivo en un ambiente de baja vibración? ¿Elijo pedir disculpas o dejo que mi rencor gane? ¿Pongo límites o permanezco en relaciones que me perjudican? ¿Elijo ceder el paso o me engancho en un odio furioso en el tráfico de la mañana? ¿Comparto mis dones o los silencio, reprimiendo mi expresión creativa? Y así, muchas preguntas más puedo hacerme cada día, a cada momento y a cada segundo. Elijo el amor, o el miedo.
Elijo la libertad o la esclavitud. Elijo la expansión o la opresión. ¿Qué estás eligiendo en este momento justo? Y no se trata de una moral, sino que de dignidad y amor propio. Se trata de escuchar al corazón y al discernimiento en una perfecta sincronía. Se trata de siempre elegir lo que es mejor para mí y para el resto en el Universo. ¿Elijo autodestruirme o re-construirme? A veces, nos sentimos tan sin ganas…
Y es obvio que se nos olviden las herramientas puestas al servicio de la voz de la Conciencia. Como, por ejemplo, moverse. Si la voz del ego distorsionado emite frases o creencias tóxicas de insuficiencia, fracaso o melancolía sin resolución, entonces podemos elegir dar un paseo, mover el cuerpo, estirarlo, bendecir el agua que tomamos y hacer servicio. Allí hay, por ejemplo, un enchufe de vuelta al cielo.
¿Cuál de las dos voces internas es la que está ganando en tu interior? Llega un momento en que tus hábitos son tan benéficos, que tu Universo se vuelve pacífico y bello. Si escuchas a la voz de la Conciencia con más frecuencia, las virtudes y las musas danzarán a tu alrededor.
Si aplicas la sabiduría de la Conciencia, tu sonrisa permanecerá mucho más tiempo y si tu sonríes, tal cual como lo dice el efecto del aleteo de una mariposa, todo el colectivo se restablece. Y con esto no te digo que entres en un positivismo tóxico y que no le des lugar a la tristeza, enojo e incluso ira. Claro que no.
Solamente recordamos que uno de los caminos nos lleva a descubrir quiénes somos y a brindar nuestros dones únicos y otro a habitar un personaje falso que obedece a un constructo que no tiene nada que ver con nuestra Alma. Y tú, ¿Qué voz estás escuchando ahora mismo? ¿Qué te dice? ¿Te encuentras indeciso(a) ante la bifurcación, o ya estás encaminado(a) hacia la libertad y la luz?
Gracias por caminar juntos.
Tu terapeuta.