Ericka Segura | Plano Informativo | 14/02/2025 | 03:16
La sociedad potosina fue estremecida por la noticia de que una bebé recién nacida, prematura, de 34 semanas de gestación, fue encontrada abandonada en una zona de maleza en el municipio de Tamazunchale, en las inmediaciones del Instituto Tecnológico de este municipio.
La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA), delegación Tamazunchale, fue notificada de este abandono cuando los trabajadores del Tecnológico que la encontraron, la llevaron para que recibiera atención médica al Hospital Integral.
La delegada se presentó para dar representación a los derechos humanos de la menor en cuestión que luego fue trasladada al Hospital General de Valles, en donde hasta el momento continúa bajo valoración médica debido a su situación delicada por el nacimiento prematuro.
Han abandonado a 177 bebés potosinos
San Luis Potosí se encuentra en tercer lugar del ranking de la Secretaría de Salud Federal, por el índice de recién nacidos abandonados.
Aunque la mayoría de los casos se concentran en la Ciudad de México, Estado de México e Hidalgo, que agrupan el 65 por ciento del total de casos de abandono a nivel nacional, la capital del país encabeza la lista con 387 menores en esta situación desde 2010; seguida por el Estado de México con 306; y en tercer sitio está San Luis Potosí con 177.
De acuerdo con el estudio de la Secretaría de Salud, en las dos primeras entidades, Ciudad de México y Estado de México, la alta densidad poblacional juega un papel clave, mientras que en la tercera, la precariedad económica es el principal factor de riesgo.
Madres, las principales victimarias
Las cifras emanadas del estudio muestran que en 522 casos fueron las madres quienes dejaron a sus hijos a su suerte, seguidas por los padres que lo hicieron en 270 casos. Otros familiares también han sido responsables en 214 ocasiones.
El impacto del abandono infantil no distingue género. De los casos registrados, 666 corresponden a niños y 674 a niñas, una diferencia mínima que confirma que la vulnerabilidad es compartida por ambos sexos.