La propuesta del presidente de EEUU, Donald Trump, de sellar un acuerdo que garantice la continuidad de su apoyo a Ucrania a cambio de beneficios económicos. es motivo de esperanza entre muchos ucranianos, que sin embargo ven con frustración e inquietud la simpatía que volvió a mostrar el miércoles el nuevo inquilino de la Casa Blanca hacia el líder del Kremlin, Vladímir Putin.
“Soy optimista porque, por lo que sé, la reunión del secretario del Tesoro de EEUU, Scott Bessent, con el presidente Volodímir Zelenski fue positiva; Bessent vino con un borrador de acuerdo y creo que Ucrania está muy interesada en firmarlo porque puede ser beneficioso para ambas partes”, dice a EFE Maksim Skripchenko, presidente del Centro para el Diálogo Trasatlántico (CDT) de Kiev.
Skripchenko cree que esta urgencia por dar carpetazo a la guerra coincide con el interés del presidente Zelenski.
Consciente de las dificultades del Ejército ucraniano para resistir los embates de un enemigo muy superior en personal, Zelenski está dejando claro en cada intervención pública que Ucrania quiere lograr cuanto antes la paz y está dispuesta a renunciar a territorio si se le garantiza que Rusia no volverá a por más.
“Creo que este viernes sabremos mucho de hacia dónde va el mundo”, dice el presidente del CDT sobre la reunión en la que Zelenski espera rubricar con el vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, el acuerdo de seguridad a cambio de recursos naturales con el que Ucrania espera apuntalar el apoyo de su principal socio.
Una nueva política hacia Ucrania
Con su actividad frenética del miércoles, la administración Trump marcó el comienzo de los contactos oficiales directos para negociar el fin de la guerra, y delineó una política hacia Ucrania que, a ojos de algunos analistas, deja atrás los tiempos de paños calientes para centrarse en buscar salidas según lo que marca la evolución de los acontecimientos en el frente.
“Siempre hemos vivido en esta realidad, sólo que no queríamos admitirlo”, escribió en su cuenta de X Timofí Milovánov, presidente de la Escuela de Economía de Kiev, después de que el secretario de Defensa de EEUU, Pete Hegseth, emplazara en Bruselas a los ucranianos (y a sus aliados europeos) a olvidarse de entrar ahora en la OTAN y de recuperar todo el territorio ocupado por Rusia.
“La diferencia entre (el expresidente Joe) Biden y Trump es que Trump dice en voz alta lo que Biden decía y hacía sobre Ucrania”, agregó Milovánov en alusión a las reticencias de los demócratas a armar suficientemente a Kiev para tratar de ganar la guerra y a apostar sin ambages por el ingreso de Ucrania en la OTAN.
Milovánov hace una lectura igualmente positiva del contenido de la reunión entre Zelenski y el secretario del Tesoro de Trump.
“Sanciones a Rusia, armas para Ucrania. Vayan más allá de los titulares, esto es lo que ha dicho el secretario del Tesoro de EEUU en Kiev”, escribió sobre el acuerdo propuesto por Washington a Kiev, que refuerza el alineamiento de los intereses de ambos países al redoblar la importancia estratégica de Ucrania para EE.UU. con un incremento sustancial de las inversiones.
Inquietud ante la sintonía entre Putin y Trump
La peor parte para Ucrania de los acontecimientos del miércoles fue la cálida valoración que hizo Trump de su llamada con Putin. “Supone la legitimación de quien ha destruido zonas enteras de nuestro país y ha provocado cientos de miles de muertes”, dice a EFE Yulia Bondar, una profesional del sector de la informática cuya postura refleja la expresada por miles de ucranianos en las redes sociales.
Algo en lo que coinciden prácticamente todos los ucranianos es en la desconfianza hacia cualquier muestra de buena voluntad del presidente ruso Vladímir Putin.
El popular comentarista Vitali Pórtnikov (cerca de 800.000 suscriptores en YouTube) teme que Trump caiga en una trampa de Putin y ve una conexión nada inocente entre las referencias a la alianza entre Rusia y EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial y los planes que habrían manifestado ambos líderes de visitarse en sus países recíprocamente.
Pórtnikov está convencido de que Putin quiere traer a Trump a Moscú para el desfile del 9 de mayo, cuando Rusia celebra con gran fervor militarista y patriótico la victoria de la URSS sobre los nazis. Trump coincidiría allí con otro invitado ilustre, el presidente chino Xi Jinping.
“Sería una analogía de (la Conferencia de) Yalta, por lo menos según el diseño de Putin”, dice en referencia a la reunión de Stalin con los líderes de EE.UU. y Reino Unido en la que se declaró la mitad oriental de Europa como zona de influencia de la URSS.