LOS PRIMEROS QUINCE DÍAS DEL nuevo gobierno de Donald Trump han estado marcados por un torrente de decisiones y declaraciones que han reverberado no solo en Estados Unidos, sino en todo el continente.
SU RETÓRICA PROTECCIONISTA Y las amenazas dirigidas a aquellos que percibe como enemigos del "American Way of Life" han sacudido las bases de las relaciones internacionales, particularmente con México, un país que ha sido tradicionalmente un socio cercano y un blanco habitual en su discurso.
DESDE EL PRIMER DÍA, TRUMP ha dejado claro que su enfoque se centrará en la defensa de los intereses estadounidenses, pero a menudo a expensas de las alianzas y la cooperación internacional.
SU ADMINISTRACIÓN HA REAVIVADO el temor de una nueva era de proteccionismo, que no solo pone en riesgo el comercio entre naciones, sino también la estabilidad económica de países que dependen de la relación con Estados Unidos.
MÉXICO, EN PARTICULAR, HA sentido este impacto, enfrentando un clima de incertidumbre que afecta tanto a su economía como a su política interna.
LA RESPUESTA DE LA PRESIDENTA de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha sido firme y calculada. En medio de las acusaciones de Trump sobre la migración masiva y el tráfico de drogas, especialmente en relación con el fentanilo, Sheinbaum ha defendido con vehemencia la soberanía de nuestro país.
HA SEÑALADO QUE LA MIGRACIÓN es un fenómeno complejo, impulsado por factores económicos y sociales que requieren soluciones integrales, no solo discursos incendiarios.
ADEMÁS, HA SUBRAYADO LA responsabilidad compartida en el problema del tráfico de drogas, resaltando que el contrabando de armas de alto poder que llega desde Estados Unidos a México es un factor crítico que contribuye a la violencia en su país.
LA POSTURA DE SHEINBAUM también ha buscado desactivar la narrativa que pinta a México como un villano en la crisis migratoria.
EN LUGAR DE CEDER ANTE LAS presiones y amenazas, ha optado por un enfoque basado en el diálogo y la cooperación.
SU ADMINISTRACIÓN HA enfatizado la necesidad de abordar las raíces del problema migratorio, promoviendo el desarrollo económico y la seguridad en ambos lados de la frontera.
SIN EMBARGO, EL DESAFÍO ES monumental. La retórica polarizadora de Trump puede hacer que la cooperación sea más difícil y que las tensiones aumenten.
LAS AMENAZAS DE ARANCELES Y la promesa de políticas más estrictas podrían llevar a una escalada en las relaciones, afectando no solo a México, sino a otros países que también se ven amenazados por el nuevo enfoque de la administración estadounidense.
A MEDIDA QUE AVANZAMOS EN este nuevo capítulo, es vital que los líderes de la región, incluido Trump, reconozcan que la verdadera seguridad y prosperidad no se logran a través de muros y divisiones, sino mediante la colaboración y el entendimiento.
LA HISTORIA HA DEMOSTRADO que las crisis se resuelven mejor cuando se abordan de manera conjunta y no a través de la confrontación.
LOS PRIMEROS DÍAS DEL gobierno de Trump han marcado un camino incierto, y el futuro de las relaciones internacionales, especialmente con México, dependerá de la capacidad de los líderes para navegar este nuevo panorama con sensatez y diplomacia.
LA BALANZA DE LA COOPERACIÓN está en juego, y es responsabilidad de todos asegurar que no se incline hacia la división y el conflicto.
LA PRESIÓN Y LA AGRESIVA FORMA de relacionarse con la que se maneja Donald Trump, tratando al resto del mundo como sus subordinados, está marcando un hito que se representa hoy con diversas reacciones, pero sin duda la más efectiva demuestra ser aquella que no lo confronta sino que lo deja ser, y que con la cabeza fría se puede aprovechar.
NADIE DIRÍA QUE SERÁN 4 AÑOS fáciles, pero podrían ser menos difíciles en esto que refiere a una relación bilateral.
HASTA LA PRÓXIMA.