Para todos los políticos que inician sus administraciones públicas, acudiendo y buscando la ayuda espiritual de la Fe que profesan, les sería muy conveniente leer el Génesis consagrado en la Biblia y es que, cuando menos el humanismo que ahí se muestra, es ejemplar. En lo que toca a la exigencias documentales para transitar por lo que no es de nadie, absolutamente nada es de nadie. La Tierra es de quienes la habitamos.
La humanidad, lo hemos comentado muchos espacios pero, y el eco es mucho muy insuficiente, pues la población está bajo el influjo adormecedor del discurso populista y muy, muy lejos del humanismo que se presume en los discurso para los países pero, el despertar sucederá cuando aprieten las diferentes situaciones, todas ellas anómalas, nos golpearan duro en la cara.
Eso es lo que ha pasado con los migrantes. Personas que no encontraron las garantías suficientes en sus países de pertenencia y por una u otra razón, tuvieron que salir de sus lugares de origen, personas en su inmensa mayoría, buenas y de familia, han convulsionado la geografía ficticia de los países y queriendo alcanzar Norte America, una parte de ella, Estados Unidos, arriesgando la seguridad personal, la salud y desde luego la vida.
Hoy, la política económica, social, de seguridad de movilidad y, mucho más, es dictada desde Estados Unidos. Parece que nada más importa más allá de la grandeza de un país que fue construido sobre la sangre de quienes lo habitaban y que eran los originarios, para después llegasen los que se adueñaron de las tierras que eran de todos.
Hoy la crisis migratoria tiene tintes de tráfico de personas y juzgadas por una sola persona, su destino está trazado, generalmente en la tragedia, sean buenas o, malas personas, lo importante, pareciera, es vulnerar derechos de las personas, aún sin documentos que avalen su estancia.
Son tiempos de respaldos políticos populares enormes, tal vez desproporcionados pero, estas personas ha sido electas para administrar lo público, no para decidir por nosotros. Súbitamente se han vuelto personas iluminadas y deciden por los demás sin preguntar el sentido de la dirección de voluntades. Eso sería reducir su ego y saberse empleados de la población.
Así entre aranceles y arremetida contra los migrantes, el mundo está pendiente de un solo hombre. Casi ocho mil millones de humanos dependen de actitudes irascibles.
Lo peor está por venir.
La Las personas que salieron de sus países perseguido políticamente o, por ser antagonistas al los regímenes gubernamentales, enfrentarán la pérdida de su libertad física o, quien lo sabe si también la pérdida de sus vidas.
@jaimechalita