Montados en su cayuco en busca de ajolotes, expertos de la UNAM revisan las atarrayas y redes lanzadas en los canales de Xochimilco, y lo que encuentran no resulta muy esperanzador.
"La realidad es que la cantidad de carpas y tilapias que salen es muy preocupante, y además salen de todos los tamaños", cuenta en entrevista la bióloga Vania Mendoza, quien junto con el ecólogo Luis Zambrano lidera el censo de ajolotes silvestres que actualmente lleva a cabo la Máxima Casa de Estudios en dicha zona al sur de la Ciudad de México.
La introducción de especies exóticas, como la carpa y la tilapia -que se reproducen a una tasa mucho más rápida que la del ajolote, al cual además han depredado-, así como la urbanización del sitio y la contaminación del agua, son los principales factores que han llevado al Ambystoma mexicanum, especie endémica de Xochimilco, al borde de la extinción.
Si bien en 1998 un censo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) registró la presencia de 6 mil ejemplares por kilómetro cuadrado, para 2014 la población se había reducido tan drásticamente que la UNAM sólo contabilizó en ése entonces poco más de una treintena en la misma extensión.
Quienes ahora surcan estos canales no descartan que este nuevo censo, que además de la pesca directa también incluye el análisis de ADN ambiental en muestras de agua, arroje que ya no queda ni uno solo de estos ajolotes, una de las 17 variedades registradas en México.
"Es algo que podría suceder, y es algo que nos inquieta", reconoce Mendoza, también maestra en Ciencias del Mar y Limnología. "Pero no queremos todavía aseverar nada hasta tener los resultados".
Una primera fase del censo se llevó a cabo entre septiembre y octubre pasados, que es cuando los expertos no encontraron ajolote alguno. Sin embargo, el análisis del ADN ambiental en el agua, que está aún en proceso en el Pabellón Nacional de la Biodiversidad, podría confirmar que todavía hay ejemplares, los cuales probablemente se oculten en lo más profundo de las áreas examinadas.
A inicios del siguiente mes arrancará la segunda etapa, y se espera que hacia mitad de año puedan darse a conocer los resultados.
Por ahora, Mendoza, quien es originaria de Xochimilco, dice no sentirse particularmente optimista.
"Yo nunca he visto un ajolote en vida silvestre", comparte la joven, a quien sus abuelos narraban cuán sencillo era encontrarlos en las otrora cristalinas aguas de la demarcación.
Problema de todos
Por más ajeno que pudiera parecer, la desaparición del Ambystoma mexicanum no es algo que concierna únicamente a los habitantes de Xochimilco ni a los investigadores, sino que termina por afectar a todos.
"Si nosotros perdemos el ajolote, hablando en términos ecológicos, estamos perdiendo Xochimilco", alerta Mendoza, remarcando el papel de esta especie como la cabeza de la pirámide alimenticia en la zona.
"El ajolote es equivalente a lo que es el tiburón en un arrecife, o sea, son los que controlan todas las poblaciones que hay debajo de él, en este caso, pues todos los peces, los crustáceos, etcétera", agrega la bióloga.
De forma que, al perderse tales dinámicas e interacciones, se ponen en riesgo también los atributos de este ecosistema.
"Es bien sabido que Xochimilco nos puede dar de comer a la mayor parte de la Ciudad; entonces, al perder al ajolote, nosotros estamos perdiendo también calidad del agua y calidad de alimentos (...) productos de alta calidad, porque el suelo de las chinampas es muy nutritivo", expone Mendoza.
"Y también, como todas estas dinámicas están interconectadas, si nosotros tuvimos mucho calor el año pasado, sin Xochimilco nosotros vamos a tener más calor", advierte. "A fin de cuentas, todo este sistema es un regulador de la temperatura".
A todo esto se suma el carácter histórico y cultural de esta especie bandera, con sus "pequeños rostros rosados aztecas", como se refiriera a ellos Julio Cortazar, y que además ha generado grandes expectativas en el ámbito científico gracias a su capacidad para regenerar fragmentos de su cuerpo, desde músculos, huesos, partes del cerebro y hasta nervios, cuya comprensión pudiera revolucionar la medicina.
Invitan a 'adoptar' ejemplares
Desde el Laboratorio de Restauración Ecológica (LRE), el Instituto de Biología de la UNAM promueve varias estrategias para ayudar a prevenir la pérdida del ajolote y de Xochimilco.
Una de ellas es la campaña AdoptAxolotl -título que refiere a la palabra originaria del náhuatl que significa monstruo acuático-, que, contrario a lo que el término adopción sugiere, no significa que los ajolotes sean llevados a casa como mascotas.
"Es una campaña de educación ambiental que busca concientizar a la sociedad sobre la importancia de restaurar Xochimilco para la conservación del ajolote", precisa Mendoza, coordinadora de esta iniciativa cuya tercera edición está en curso.
La idea es apadrinar a uno de los 130 ajolotes adultos que actualmente forman parte de la colonia preservada en el LRE, a los que se espera llevar a Xochimilco tan pronto como sea posible.
El donativo mínimo es de 200 pesos, en la modalidad "Invita a cenar a un axolote" -es decir, ayudar a adquirir su alimento-, y le siguen montos entre los 600 y 7 mil 200 pesos para "adoptar" a un ejemplar, ya sea por un mes, seis meses o un año.
Dependiendo de la aportación, se ofrece un kit con infografías educativas, cartas de agradecimiento, certificado de adopción, postales y stickers, además de la posibilidad de visitar la colonia de ajolotes para conocer al ejemplar apadrinado, al cual se le puede poner nombre.
El éxito de la campaña ha sido tal, que consiguió pasar de 400 mil pesos reunidos en su primera edición a poco más de 3 millones en la segunda, en buena medida por los reflectores internacionales que atrajo Zambrano a través de entrevistas, y por la propia popularidad que la especie ha ganado a nivel global de unos años para acá.
"El ajolote tiene mucha fama a nivel internacional, entiendo que esto es por (el videojuego) Minecraft. Entonces, la mayoría de los donantes eran padres de niños amantes de los ajolotes", relata Mendoza.
Ahora les gustaría alcanzar entre 5 y 6 millones de pesos; "pero mientras la gente siga confiando en nuestro proyecto, creo que eso es lo que nos mantiene tranquilos", enuncia la bióloga.
Un segundo esfuerzo relacionado con esta campaña es la "Chinampa refugio", que ha sumado a chinamperos comprometidos con la protección de la biodiversidad de la zona y su restauración para habilitar espacios donde eventualmente puedan ser reintroducidos de forma segura los ajolotes que ahora están en el LRE.
Aquí también hay una invitación tanto a "Tunear la casa de un axolote", con un donativo de mil pesos, así como a apadrinar una con montos que van de los 9 mil a los 108 mil pesos.
En este caso, los adoptantes pueden realizar visitas a las chinampas.
Por ahora se han constituido 36 chinampas refugio, que equivalen a 5.5 kilómetros lineales de canales. Para poder llevar a cabo la reintroducción de los ajolotes, esa cifra debe multiplicarse por 100, señala Mendoza, quien además cuenta que tal esfuerzo de conservación no ha estado desprovisto de cierto riesgo.
"Hemos sabido que entre chinamperos muchas veces dañan adrede las chinampas de las personas que están dentro del proyecto 'Chinampa refugio'; hacen descargas de agua contaminada en sus canales ya restaurados. Ése tipo de intimidación es la que ha sucedido", detalla la joven.
¿Podrían reintroducirse en otro lado en caso de que la situación de Xochimilco no mejore?
Tenemos, de hecho, un Plan B, que no lo queremos utilizar, y es justo hacerlo en la Cantera Oriente de Ciudad Universitaria. O sea, ya en el peor de los casos donde Xochimilco ya ni siquiera sea viable, sabemos que Cantera Oriente cuenta con las características tanto físicas como químicas y biológicas para que el ajolote pueda sobrevivir.
Pero ésa no es la intención, realmente la intención es recuperar Xochimilco.
Los interesados en adoptar un ajolote o apadrinar una chinampa refugio pueden hacerlo desde el sitio en línea www.restauracionecologica.org/adopciones. Todos los donativos son deducibles de impuestos.