Lunes 3 de Marzo de 2025 | Aguascalientes.

La confianza se gana

Claudia Guadalupe Martínez Jasso | 25/01/2025 | 13:31

¿En quién confías realmente? Piensa en una persona con quien te sientas relajado(a), seguro(a) de su integridad, honestidad, amor, salud mental, bondad, lógica, empatía, buenos valores, inteligencia, respeto etc, y a quien puedes acudir desde toda tu vulnerabilidad para recibir un consejo, guía, o apoyo de cualquier índole.

¿Existe alguien cercano a ti que sea un(a) buen confidente? Alguien que guarda tus sentimientos compartidos, tus emociones y tus pensamientos profundos, como tesoros inquebrantables en un baúl de su corazón, en dónde archiva con llave la humanidad de cada uno de sus seres amados y amigos. Piensa también ¿Quién confía en ti?

Generalmente vendrán a ti respuestas como, mis hijos, mis perritos u otros seres luminosos e inocentes. Claro, porque ellos viven en el corazón y proyectan todos los valores antes mencionados en su personalidad intrínsecamente. Es decir, la mayoría de las veces, las personas empáticas, piensan que el amor que habita en su pecho, es el mismo que reside en todas las Almas y no hay un cambio de perspectiva hasta que alguien o muchas personas le demuestran que no es así, en el mundo terrenal.

Que hay mucha gente que tiene creencias egotistas que expresan que “no hay suficiente”, es decir, que hay que competir, que hay que luchar por obtener el primer lugar, ser mirado(a) por los padres, los líderes, los que tienen el poder y sacar de la escena a los posibles competidores. Aquí entra la creencia del adulto egoísta que el Maestro Alejandro Jodorowsky y la Maestra Marianne Costa nos comparten en la Metagenealogía, cuando hablan de niveles de conciencia.

La persona que tiene una conciencia adulta pero egoísta tiene ese lema tatuado en la psiquis. “Todo para mí, nada para los demás” No hay otro con quien compartir y multiplicar los bienes de sabiduría, materiales y creativos. Por supuesto que no puedes confiar en alguien que es movido por los vicios de carácter y por supuesto, que (jamás poniéndote en una postura de superioridad y de arrogancia), sino que, con compasión, entender que cuando alguien sufre una adicción, inmadurez emocional, o incluso una maldad grave, obviamente no es digno(a) de tu confianza. La integridad viene desde lo más profundo del Alma y de un trabajo interno constante.

Podemos confiar en las personas de corazón puro, pero con un alto grado de discernimiento, es decir, de uso de la razón también. Cuando la mente y el corazón trabajan al unísono, entonces encontramos un equilibrio entre lo Espiritual y lo mundano, entre el cielo y la tierra. ¿Te has puesto a pensar que esas personas que te hirieron de traición, injusticia, rechazo, humillación y abandono, actuaron desde su propia herida? Por supuesto, podemos entenderlo, pero allí no hay una confianza ganada.

Podemos ser compasivos y amorosos, pero en muchas ocasiones lastimamos a los otros desde nuestras heridas abiertas. Podemos volvernos confiables cuando atendemos esos dolores psíquicos y energéticos, cuando fortalecemos nuestro espíritu. Y sobre todo cuando pensamos y enseñamos a los más pequeños a no juzgar, pero si a percibir al otro desde la razón.

No desde el prejuicio, sino que desde la información objetiva. Todos los héroes o heroínas de las historias “para niños(as)” tienen sus opositores y generalmente Él o La protagonista de la historia aprende que la maldad, la gente con malas intenciones, ladrones, abusadores, mentirosos, calumniadores, depredadores etc, existen y que hay que cuidarse. Sin embargo, si ponemos el foco en enseñarnos a nosotros mismos(as) y a los que amamos a escuchar a las vísceras, al instinto, a la intuición, el corazón, a la razón, el cerebro (por decirlo metafóricamente) en unicidad, entonces podemos ir por la vida, caminando por el mundo en un disfrute, en una alerta, pero relajada y no a tropezones, fijados a obstáculos que no tendrían por qué estar allí, si somos abiertos en familia y hablamos sin tapujos de temas que vemos como tabúes:

La sexualidad, la muerte, la violencia, el abuso en todos sus matices, etc, pero lo hacemos desde la empatía, el amor y el discernimiento. Imaginemos círculos alrededor de nosotros, entonces, hay en cada uno un portal, al cual la gente va ganándose la entrada, CON ACCIONES, no sólo con endulzamientos de oído. También observando la coherencia del otro, podemos ir retirando a esas personas de los círculos más íntimos, jamás por discriminación, sino que por autocuidado. ¿Cómo confiar en ti mismo(a)? Ve por tu autenticidad, lógica y empatía.

Trabaja en cumplirte tus promesas, esmérate en el autocuidado, buen juicio, constancia, comunicación interna, bondad, coherencia y auto-respeto. Cuando seas digno(a) de confianza hacia ti mismo(a) y hables con verdad, desde el corazón y la razón, observando que el mundo alrededor de ti se remueva, pero tú respirando tranquilo(a) respetes tu verdad interna (no creencias limitantes ni dogmas) tu verdad interna, que siempre es amorosa y bondadosa, entonces, serás o ya eres digno de confianza. La confianza amigo(a) no es un regalo, es un logro, un privilegio. Confiar, sobre todo, en el Amor Divino es un pase seguro a una vida más plena y eso es lo mínimo que tú te mereces.

Gracias por caminar juntos.

Tu terapeuta

Claudia Guadalupe Martínez Jasso.