Cuando el apetito de Binisa Ramírez bajó al comenzar el tratamiento de Rybelsus, se emocionó. “Por fin logré lo que quería”, dijo. Pero pronto no podría comer casi nada, ni alimentos no nutritivos ni aquellos considerados sanos. Desde niña se sintió presionada por su familia para bajar de peso y, de grande, por su pareja. La muerte por Covid-19 de su primer novio, quien tenía obesidad, le generó pánico.
Rybelsus se administra en pastillas y es el mismo compuesto de la inyección de Ozempic: semaglutida. Se trata de uno de los medicamentos agonistas del receptor GLP-1, compuestos que simulan la partícula GLP-1, generada naturalmente por el cuerpo para producir más insulina, mejorar la captación de azúcar y regular el apetito, por lo que son utilizadas para tratar la diabetes y la obesidad. Ayudan a regular los niveles de glucosa en la sangre.
Binisa empezó a tomar las píldoras por receta del endocrinólogo, quien la diagnosticó como prediabética por tener sobrepeso y resistencia a la insulina, una valoración que para ella fue apresurada y sin los estudios médicos suficientes.
Al aumentar la dosis, como le indicó el médico, el estómago de Binisa no aguantó. “Empecé con diarreas, ya no podía salir a la calle, literal te anda del baño y ya quieres ir porque si no te vas a hacer en la calle. Sentía un gruñido excesivo en mis intestinos y empezaron las hipoglucemias (una baja crítica de azúcar en la sangre), me sentí más cansada”, recuerda.
En 2023 se reportaron tres mil 138 sospechas de reacciones adversas ante medicamentos agonistas del receptor GLP-1, y de enero a octubre de 2024 un total de cinco mil 6 alertas, de acuerdo con datos de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) obtenidos vía Ley de Transparencia.
En promedio, las cifras significan nueve casos diarios en los 12 meses de 2023, y 16 casos diarios de enero a octubre de 2024. En conjunto, las marcas Rybelsus, Ozempic, Saxenda, Victoza, Xultophy, Trulicity, Soliqua, Wegovy y Bydureon acumulan 8 mil 144 reportes en 2023 y hasta octubre de 2024. De acuerdo con la información de transparencia, Cofepris reporta inexistencia de reacciones adversas del medicamento Baietta.
Ocho de cada diez reportes de reacciones adversas son por parte de mujeres. Saxenda, uno de los dos medicamentos exclusivamente para bajar de peso aprobados en México, tiene el primer lugar de reportes con tres mil 4; le siguen Victoza con mil 995, Rybelsus con mil 454 y Ozempic, con mil 79. En cuanto a las demás marcas, las reacciones son: 398 con Xultophy, 122 con Trulicity, 83 con Soliqua, 6 con Wegovy y 3 con Bydureon.
Los rangos de edad que reportan más reacciones adversas son de los 40 a los 49 años, con mil 741 casos, seguido de los 50 a 59 años, con mil 642. En segundo lugar está el grupo de edad de 30 a 39 años, que presenta mil 172 reportes. Las personas de 60 a 69 años reportan mil 126; las de 20 a 29 años acumulan 516 y los rangos de 70 a 99 años un total de 349.
Ninguno de estos medicamentos están aprobados para menores de 18 años, aunque hay 138 reportes en el rango de 10 a 19 años. Por último, mil 460 reacciones adversas reportadas no tienen rango de edad identificado.
El 97% de las reacciones adversas en 2023 y 2024 están concentradas en medicamentos de la farmacéutica Novo Nordisk, al ser propietaria, según sus sitios web, de la mayoría de los medicamentos agonistas del receptor GLP-1 en el mercado mexicano: Ozempic, Rybelsus, Saxenda, Wegovy, Victoza y Xultophy.
Un “nuevo yo”
La cantidad de efectos adversos reportados ante Cofepris le parece muy elevada a Ricardo Luna, médico y presidente de la Sociedad Mexicana de Obesidad. Algunas de las razones que podrían estar relacionadas con el aumento de los reportes, considera, son la imprecisión en las prescripciones, automedicación y descontrol en la adquisición de los medicamentos agonistas del receptor GLP-1.
Durante la entrevista por videollamada, Luna muestra cómo modificar la cantidad de la dosis en una inyección de Saxenda. Explica que la indicación de la etiqueta de la farmacéutica para estos medicamentos es aumentar progresivamente la dosis, a pesar de que cada paciente tiene una respuesta diferente al fármaco y de que los costos del tratamiento incrementan de forma importante según la duración de cada pluma.
“Yo no hago esto con mis pacientes, si con 0.6 miligramos notan mejoría, lo sostengo en 0.6 y no tengo que traerlos vomitando en 1.2 porque así dice la literatura, la etiqueta del producto, y porque viene el representante médico a decirte que así hay que darlo, no dejan que el doctor tenga un juicio clínico”, expone Luna.
En la importancia de una prescripción adecuada para cada paciente y de monitorear los efectos adversos coincide el doctor Miguel Ángel Colín García, director médico del Consejo Mexicano de Obesidad y Nutrición AC.
“Estos efectos adversos habitualmente son provocados por una mala prescripción del fármaco. Se tiene que esperar y observar la tolerancia… no es necesario que llegues a la dosis máxima en todos los pacientes”, dice Colín y subraya que, para cualquier tratamiento por diabetes u obesidad, es fundamental una valoración apropiada del paciente y sus antecedentes de salud.
En el caso de Binisa, el endocrinólogo le recetó el medicamento y le dijo que se volverían a ver hasta que terminara el tratamiento, es decir, hasta llegar a la dosis máxima. “Ya no podía comer nada. Mi vida ya giraba en torno a qué voy a comer hoy”, Binisa también empezó a sentirse mal psicológicamente. “Colapsé totalmente. Un fin de semana me empezó a dar diarrea cuando no comí nada de grasa”, ante lo cual sintió que el médico y la nutrióloga la culparon.
Ricardo Luna opina que es necesaria más capacitación para los profesionales de la salud y más pláticas sin conflicto de intereses por parte de los laboratorios. “Estamos batallando en la libertad, en hacer expertos en brindar tratamiento farmacológico de precisión, y por eso vienen los efectos colaterales”.
Luna también expresa su preocupación por la existencia de programas de descuento y convenios de médicos con las farmacéuticas, y de las farmacéuticas con las farmacias, que facilitan la obtención de los medicamentos, a través de los cuales sólo se pide a los consumidores la receta médica al inicio del tratamiento. En su experiencia, ha perdido pacientes que consideran que pueden seguir el tratamiento por su propia cuenta, “como si el fármaco fuera lo único”.
A Binisa, su endocrinólogo la vinculó con un convenio que tiene con Novo Nordisk para acceder a descuentos en el medicamento: el programa “Nuevo Yo”, de la misma farmacéutica. Se trata de una tarjeta digital y el medicamento puede pedirse vía telefónica a varias farmacias, algunas de las cuales no tienen sucursal física.
En el caso de Rybelsus, la caja para el tratamiento de un mes tiene un 20% de descuento. Binisa explica que el programa contempla cada aumento de dosis. Considera que es fácil obtener el medicamento al acudir diferentes veces a la farmacia porque nunca retienen la receta y en una misma hoja están indicadas varias dosis.