Miércoles 5 de Febrero de 2025 | Aguascalientes.

El balance 2024

José Luis Solís Barragán | 29/12/2024 | 23:10

Si uno hace un breve recuento de este año 2024 que se cierra, encontramos que fue uno muy convulso, y de cambios trascendentales para la vida pública de México, vivimos un tiempo que sin duda alguna quedará marcado como el giro que puso fin la transición democrática iniciada el siglo pasado.
 
En enero de este año, Andrés Manuel López Obrador vivía sus últimos meses en el poder, su influencia lejos estaba de caer o por lo menos verse disminuida, pero sin duda alguna recibió golpes fundamentales que mostraban el rompimiento de las correas de transmisión que habían atado al Poder Judicial de la Federación durante el inicio de su administración.
 
Para febrero ya con la sucesión abierta desde el antiguo Palacio de los virreyes, se impulsó una agenda legislativa que planteaba cambios de fondo, no solo se consolidaba el discurso de la autodenominada “cuarta transformación”, sino que se planteaba un cambio en la organización misma del Estado mexicano.
 
Avanzaron las semanas de las campañas electorales y no hubo grandes sobresaltos, la campaña de la oposición no logró atraer al votante y el partido gobernante no tenía la obligación de presentar creatividad dado que los números mostraban una ventaja considerable en las diferentes mediciones expresadas.
 
Llegamos al primer domingo de junio y no solo se confirmaba el triunfo de Claudia Sheinbaum, sino que este se daba de forma abrumadora, pero junto a ella, MORENA alcanzaba una super mayoría legislativa, se consolidaba con el control de la mayoría de las gubernaturas y congresos locales; todo ello implicó que la oposición ya por si vapuleada durante seis años, lograba solamente una presencia marginal en la escena local y nacional.
 
Con dichos resultados electorales AMLO logró un mayor control, se impuso a la presidencia electa y con ello se dio muestra de la muestra de fondo que vivía el sistema político mexicano, ya que, por primera vez en décadas, el presidente en funciones no daba espacio suficiente para que la persona electa asumiera el control político de la sucesión.
 
Esta transformación de las reglas no escritas, solo serían el inicio del replanteamiento del sistema político, pero ahora ya desde el punto de vista formal, se alcanzaron reformas constitucionales que implican un cambio de paradigma de la transición construida por años; de avanzar a un sistema en el que poder se dispersa para evitar que el Ejecutivo pueda caer en los excesos que permiten las llamadas facultades metaconstitucionales, avanzamos ahora rumbo a una concentración excesiva en la presidencia, debilitando todo mecanismo de contrapeso.
 
En septiembre el mes de la “reformitis” fuimos testigos de una forma de hacer política que nunca había sido tan evidente, las presiones a la oposición, un régimen que se imponía a través de amenazas y no de argumentos; y una oposición endeble que en pocas semanas se convirtió en la nada dentro del espectro político.
 
Octubre estuvimos al borde de una crisis constitucional, el Poder Legislativo y el Ejecutivo dieron un golpe de Estado en términos reales y formales, hicieron una reforma judicial, pero incluso antes de ello, decidieron simplemente fingir que no existía el Poder Judicial de la Federación, desacataron toda resolución y cuando el conflicto escaló, amenazaron con juicios políticos para aquellos que les resultaba incomodos.
 
Noviembre y diciembre nos permitió visibilizar un cambió más en el sistema político: la sucesión no fue un acto de persona a persona; sino que se heredó a un grupo político, por lo que la dispersión del poder ya no se pensó entre instituciones, sino entre los miembros del grupo, todos los integrantes deben su lealtad al líder moral del movimiento y eso genera fricciones motivadas por la soberbia de algunos.
 
Este año es de inflexión, estamos en un momento determinante, estan rediseñando el sistema político, las fuerzas se acomodan, hay dudas porque la transición como la imaginamos ya no llegará, pero lo que más debe preocuparnos es que la centralización del poder en una sola persona o grupo solamente tiende a generar el desbordamiento contra el ciudadano.
  
El 2024 fue un año complejo, mucho se deberá decir en un futuro no tan lejano; quizás con mayores elementos podamos juzgar si el puerto al que decidieron zarpar es el correcto y si esta “cuarta transformación”, realmente generó el cambio que necesitaban los mexicanos.
Para este 2025 los retos son mayúsculos, implementar las reformas no será cosa sencilla, más si consideramos que ni el Legislativo tiene claridad de que viene al respecto; dar confianza al capital es el otro gran reto; generar mecanismos de autocontrol es una necesidad que deberá atender la presidencia; y, por último, la consolidación de la fuerza de Claudia Sheinbaum, este último aspecto lejos esta de ser menor.
 
Que este 2025 le vaya bien a México es algo que todos anhelamos, con la confianza de que, si la va bien al país, nos va bien a todos.
 
P.D. Con motivo de este fin de año, mis mejores deseos para usted y su familia, al tiempo que aprovecho para agradecer no sólo a quienes me honran leyendo este espacio, sino también mi gratitud a todos aquellos que me han brindado a lo largo de este año su apoyo para materializar estas opiniones y por supuesto a quienes lo hacen posible con su trabajo diario, muchas gracias y mis mejores deseos para este 2025.