Miércoles 1 de Enero de 2025 | San Luis Potosí, S.L.P.
local

Homilía: Aprendamos viviendo en familia

pb | 29/12/2024 | 04:59

Nadie nace sabiendo vivir; es en familia, donde recibimos la primera enseñanza de la vida. 
Las primeras imágenes de la existencia, las captamos en el seno de una familia.
Y, hasta los primeros impactos que hieren, vienen también del entorno familiar. 
El cariño de una madre, y la presencia y  apoyo de un padre, son un pilar necesario, para sostenerse en la existencia.
Por eso, aunque María engendro a Jesús, sin necesidad de un hombre, de igual manera,  Dios no quiso que su Hijo, creciera sin la presencia de un padre.
Bueno sería, que los papás se pregunten: ¿Qué tipo de vida, le vamos a presentar a nuestro hijo?
Porque toda esa vida, va a estar limitada o posibilitada, por la vivencia de los primeros años.
Y, un modelo de familia,  lo encontramos en la Sagrada Familia de Nazaret. Ahí vemos, como Jesús, aun siendo Dios, creció bajo la protección y cuidados de una madre, y también de un padre.
Así lo narra el Evangelio: “Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas. Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres”. (Lc.2).
Al Señor, como a cualquier niño, le tocó vivir el proceso de formación que se requiere en los primeros años; y el amor de su familia, influyó positivamente en su desarrollo.
Jesús, fue creciendo en el  saber, y madurando en los afectos, gracias al amor de sus padres.
Por tanto, necesitamos luchar, por rescatar la unión de las familias. 
Y para eso, es necesario seguir el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret.
Y para eso, los papás necesitan recordar, que ellos son los primeros pastores de sus hijos; a ellos, les toca conducir a los suyos,  hacia Dios.
Pero, solo con Dios, será  posible recuperar el gozo de vivir en familia.
Hoy, como nunca, necesitamos familias sanas, pero ante todo, santas; para que, a ejemplo de la familia de Nazaret, vivamos rodeados de familias felices.
 
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
 
 
 
 
 
 
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
 
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
 
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
 
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
 
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
 
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
 
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
 
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
 
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
 
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.