Si hoy miras tu imagen frente al espejo, ¿Qué ves? Y no me refiero a lo físico, claro está, sino que al personaje que ha sido creado con el tiempo, con el cincel de tu pensamiento. ¿Todavía tienes los mismos sueños, gustos, valores, tipo de energía y preocupaciones que hace un año? ¿Verdad qué no? Somos una danza, un movimiento constante, un humo que se mueve con los vientos Divinos. Imagina que todos vamos subiendo a un espacio de luz, sabiduría y madurez inevitablemente y por más estancados que estemos, la misma sinergia de la Vida nos va llevando a todos como humanidad, hacia un mismo Destino. A lo que me refiero, es a que tenemos que crecer inevitablemente. En algún momento ir hacia adentro, reconocernos a nosotros mismos como seres eternos y llenos de sabiduría y entonces, podemos quedarnos en lugares conocidos durante años sin avanzar. Podemos quedarnos a degustar una estación de la vida sin problema, pero eventualmente miramos al espejo y nos damos cuenta de todo lo que hemos crecido y eso siempre deja un agradable sabor. A veces crecemos a tropezones, a golpes y a partir de la adversidad, sin embargo, hay algo sumamente importante que, si lo hacemos consciente y lo usamos a nuestro favor, nuestra vida inevitablemente cambiará para bien de una forma difícil de imaginar. La pregunta es: ¿Cuáles son tus cimientos, tus pilares, la base de tu estructura? ¿Cómo has sido construido(a)? ¿Aún te ves desde la mirada del Otro? ¿Ya te conoces? La base de tu personalidad, de la representación de tu esencia aquí en la tierra, ¿Es fuerte? ¿Tiene agujeros? Los cimientos se conforman de valores, creencias, auto-concepto, autoestima, preferencias, educación, información del ambiente en el que crecimos y un largo etc. De todo eso en lo que te erigiste como humano(a) ¿Todavía te sirve toda esa información? O bien.
Necesitas RE-ESTRUCTURAR tu imagen ante ti mismo(a). ¿Sabes que se vale soltar aquello que ya no nos hace sentido o bien, que hemos puesto en duda, que en momentos de lucidez cuestionamos? ¿Quién soy ante los otros? ¿Soy la imagen que ellos(as) tienen de mí? ¿Cuántas versiones anteriores es que los demás ven cuando me miran? Cuando vivimos traumas, nos quedamos atados(as) a una edad en alguna parte de nuestro ser, pues en ese aspecto nos ha sido difícil madurar o crecer porque duele mucho, sin embargo, toda herida puede ser sanada y recordemos que no somos lo que nos pasó, no somos lo que nos hicieron, no somos el dolor, el sufrimiento ni la circunstancia adversa. Cuando te miras frente al espejo, ¿Puedes darte cuenta de aquello que ya no te representa en esencia? ¿Te imaginas si cambias tus cimientos por un material más fuerte, más optimista, más consciente, más maduro y más sabio… cómo te sentirías hoy?
El regalo más hermoso de todo esto y que es inevitable si lo haces, es encontrarte con tu autenticidad. Tal vez jamás te has permitido decir la verdad sobre ti, tus preferencias, tus gustos, tus valores o tu inteligencia. Pero si tumbas lo añejo, lo podrido, lo ortodoxo y construyes con pensamiento crítico, trabajo interno, autoconocimiento y valentía tus nuevas estructuras, tus nuevos pilares en dónde reconstruirte, entonces, tal vez el espejo te sonría con amor y agradecimiento, porque te has estado esperando a ti mismo(a) toda tu vida. Piensa por un momento ¿Qué es lo que ya no te sirve? ¿Qué pensamientos, grupos, líderes de opinión, instituciones, educación, imposiciones, o cualquier otro aspecto que te ha configurado como persona, en realidad ya no van contigo… o tal vez jamás lo fueron? ¿Sobre qué cimientos quieres reconfigurarte hoy? ¿Cuáles son tus valores auténticos? A veces, podemos irnos apagando en el deber ser, porque nos identificamos más con el ego, con el personaje que con el Ser o Esencia única. Pero jamás es tarde para regresar a ello y desnudar nuestro dolor, amor o brillo. Podemos quitarnos las máscaras, una tras otra frente al reflejo de ese espejo de la introspección y llegar al corazón, al sonido único, a la voz propia, al deseo o anhelo del Alma. Cuando te vuelves a mirar con unos ojos sin juicio, sino que con una decisión de presencia plena contigo mismo(a) entonces, tal vez, se caigan las estructuras y hay que hacer duelos, respirar mucho y permitirnos ir hacia la acción, porque nuestro mundo físico va a cambiar, por supuesto, que para bien. Nuevos paisajes, nuevas personas y sobre todo un Alma mucho más cercana a su propia luz, tú frente al espejo diciéndote la verdad y siendo quien se re-construye con el cincel de la Sabiduría. Si hoy cierras tus ojos y miras frente al espejo tu reflejo amigo(a) mío(a) ¿Qué ves? El material para reconstruirte está justo en la palma de tus manos.
Gracias por caminar juntos.
Tu terapeuta